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Asland está autorizada por el Consell para tratar cenizas en Sagunto

La alcaldesa dice que los análisis muestran que los restos son inocuos

La alcaldesa de Sagunto, Gloria Calero, señaló ayer que la empresa Asland-Lafargue tiene autorización de la Consejería de Territorio y Vivienda para tratar las cenizas del barco MV Ulla que tras un periplo por el Mediterráneo se encuentran en Barcelona. Calero destacó que todos los análisis practicados por el Ministerio de Medio Ambiente demuestran que las cenizas son inocuas.

La alcaldesa de Sagunto criticó ayer duramente al consejero de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, al acusarle de "sembrar la alarma social al declarar que las cenizas eran tóxicas" para luego ausentarse ayer su representante del encuentro mantenido por la propia Calero junto al director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, Jaime Alejandre.

En la reunión de ayer, el ministerio señaló que las cenizas que la empresa Asland-Lafargue tiene en Barcelona son "un residuo totalmente inocuo". Pero además, la alcaldesa recordó que la empresa, que tiene una planta de fabricación de cemento -un proceso en el que se emplean cenizas obtenidas tras la quema de carbón en centrales térmicas- cuanta con la autorización medioambiental integrada de la Consejería de Medio Ambiente "donde se indica todo lo que puede tratar la empresa y entre ellos se encuentran los residuos derivados de procesos térmicos como son las cenizas", según apuntó Calero a este diario.

"Primero Blasco dice que son tóxicas, y después de que el Ministerio y la consejería hagan analíticas que demuestran que son inertes, el consejero escurre el bulto y no asume su responsabilidad", apuntó ayer la alcaldesa.

La primera edil de Sagunto comentó ayer que desde el ayuntamiento no se manifiestan ni favorables ni contrarios a que la propietaria de las cenizas, la empresa Asland-Lafargue, trate los residuos en su fábrica de Sagunto "pero que la consejería, que es la responsable medioambiental, me diga lo que tengo que hacer, porque la ha autorizado, y la responsabilidad de autorizar es de Territorio".

La peripecia de este cargamento de cenizas contaminadas por cromo VI empezó el 9 de diciembre de 1999 cuando el buque MV Ulla inició su viaje desde Avilés a Argelia, destino original de la carga, donde ACS Dragados tenía previsto utilizarlos en la obra de una presa. Sin embargo, la empresa los rechazó por su mal estado. Entonces, el capitán del barco, según explicó en su momento el Ministerio de Medio Ambiente, tomo la decisión "unilateral" de dirigirse con la carga a Alejandreta (Iskenderun), en el sur de Turquía. Tras diversos avatares sufridos por este buque plagado de irregularidades, el Gobierno de España decidió su repatriación trasvasando los residuos a otro barco en mejores condiciones. El regreso se demoró por los procesos judiciales sobre quién debía correr con los gastos en España; y por un embargo de las autoridades turcas sobre el barco. Por fin, el 3 de septiembre de 2004 se habían despejado los obstáculos, pero el barco se hundió tres días después. El uso de cenizas obtenidas de los humos de las centrales térmicas en la construcción está muy extendido. Sólo en 2001, la UE empleó 18,7 millones de toneladas, de acuerdo con la asociación de reutilizadores de residuos del carbón Ecoba.

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