La ONU presiona a Siria para que coopere en la investigación del asesinato de Hariri
EE UU, Francia y Reino Unido pedirán sanciones si Damasco obstruye las pesquisas
El Consejo de Seguridad de la ONU, reunido ayer en sesión ministerial, adoptó por unanimidad una resolución en la que insta a Siria a que coopere plenamente y sin condiciones con el comité que investiga el asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, ocurrido el pasado febrero. La resolución exige además a Siria que detenga a los sospechosos del crimen. Estados Unidos, Francia y Reino Unido dejaron claro que, si Damasco sigue obstruyendo de manera intencionada los trabajos del fiscal alemán Detlev Mehlis, "deberá hacer frente a serias consecuencias".
La resolución, patrocinada por Washington, París y Londres, se produce después de que la comisión que dirige Mehlis hallara "pruebas convergentes" de la implicación de los servicios de seguridad sirios y libaneses en el asesinato de Hariri y denunciara las obstrucciones a la investigación por parte del régimen de Damasco.
El texto aprobado ayer está basado en el capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas, que autoriza al Consejo de Seguridad a actuar ante amenazas o quebrantamientos a la paz o actos de agresión. Es el mismo pasaje del texto fundacional de la ONU sobre el que se fraguó la intervención militar de EE UU en Irak en marzo de 2003, y que creó una fuerte división entre sus países miembros. Esta vez, el clima político que se respira en la ONU es diferente, con un claro consenso entre EE UU y Francia.
La noche previa a la votación, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ofrecía una cena a los ministros de Exteriores de los países con asiento permanente en el Consejo: el británico, Jack Straw; su homólogo francés, Philippe Douste-Blazy; el canciller ruso, Sergey Lavrov, y el chino, Li Zhaoxing. Allí limaron las últimas asperezas del texto antes de la reunión formal, para evitar el veto de Rusia y China. En la sesión de ayer estuvo presente el secretario general de la ONU, Kofi Annan. Siria estuvo representada por el ministro de Exteriores, Faruk al-Shara.
La participación de los ministros tenía como objetivo mostrar a Damasco la seriedad del mensaje que se está lanzando desde la ONU, que se muestra muy preocupada con la falta de cooperación, hasta ahora, del Ejecutivo sirio. "El Consejo no puede permanecer en silencio", dijo Douste-Blazy, quien advirtió a Siria de que si no cambia de actitud y cumple con sus obligaciones, "deberá hacer frente a las consecuencias". En los mismo términos se pronunció Rice, que pidió a Damasco que "tome decisiones estratégicas para cambiar de conducta". Tras el voto unánime, Condoleezza Rice puso en evidencia el "aislamiento" de Siria en la escena internacional e insistió en que Damasco será responsable de lo que suceda en el futuro. "Ésta es la única vía para obligar al Gobierno sirio a aceptar las demandas de la ONU", remachó.
Amenazas
Aunque EE UU, Francia y Reino Unido lanzaron serias amenazas verbales, el bloqueo de Rusia y China obligó a los patrocinadores a retirar del texto la mención expresa al artículo 41 de la Carta, que prevé sanciones económicas y diplomáticas.
Sin embargo, se advierte de la adopción de "medidas adicionales" para asegurar que Siria cumple con las demandas de la resolución. "El uso de las sanciones debe decidirse con prudencia", dijo el ministro chino Zhaoxing. Su homólogo ruso advirtió de que la mención de la sanción habría creado un "peligroso precedente".
El británico Jack Straw dejó claro que el recurso a las sanciones "no será automático" y explicó que este paso estará sujeto a una discusión de los miembros del Consejo, en función del grado de cumplimiento de Siria de las condiciones que aparecen en la resolución. "Se trata de hacer justicia", remachó Straw, mientras reiteró que la resolución tiene como objetivo "asegurarnos que el fiscal actúa independiente y libremente en el desarrollo de la investigación. Pero nuestra paciencia tiene un límite".
El ministro sirio lamentó que se parta de la "presunción de culpabilidad" de Siria en el asesinato de Hariri, cuando la investigación de Mehlis sigue abierta. Y despertó los recelos de Straw al afirmar que si se aplicaran los mismos criterios en los atentados del 11-S, del 11-M y del 7-J, podría acusarse a sus fuerzas de seguridad de negligencia. "Nadie podía prevenirlo", añadió. Straw respondió a Al-Shara diciendo que "comparar estas atrocidades con el caso sirio es absurdo".
Precisamente el ministro Al Shara esté en el punto de mira del informe Mehlis, que le acusa de haber intentado desviar la investigación al aportar informaciones falsas sobre el asesinato, informa France Presse desde Damasco.
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