Un 'show' de Celentano en la RAI desata la ira de Berlusconi y la pasión de la audiencia
El primer ministro italiano, que controla tres cadenas, dice ser víctima de una campaña
El carismático Adriano Celentano, de 67 años, con 48 de carrera como cantante, actor, presentador y hasta cierto punto gurú de la mayoría silenciosa italiana, ha vuelto a la televisión pública italiana. Su regreso ha conseguido niveles de audiencia colosales, próximos al 50%, y ha provocado una furiosa reacción de Silvio Berlusconi. El presidente del Gobierno asegura que todas las cadenas le atacan, incluidas las tres de su propiedad, y ha elaborado una lista, encabezada por el propio Celentano, de las personas que, según él, usan los programas de la RAI para atacarle.
Benigni dispuso de 40 minutos para una hilarante sátira antiberlusconiana
El caso Celentano compone un muestrario de varias peculiaridades del país. Primera, la longevidad profesional de los ídolos populares como Celentano, que debutó en 1957 y se mantiene en primera línea. Segunda, la repercusión política de todo lo que ocurre en televisión, escenario de continuas luchas partidistas. Tercero, la hipersensibilidad de Berlusconi a la más mínima crítica. Las dos emisiones realizadas hasta ahora de Rockpolitik (están previstas cuatro) han provocado más polémica que la crisis presupuestaria, el cambio subrepticio de la ley electoral o las primarias de la izquierda.
Celentano siempre ha tenido éxito. Desde 1987, cuando el antiguo rocker debutó en televisión con el programa de variedades Fantástico 8, su histrionismo, sus largos silencios, su populismo maniqueo y su empecinamiento en hacer cualquier cosa que irrite al Gobierno del momento han atraído audiencias masivas. La RAI no midió los riesgos el año pasado y, presionada por la creciente hegemonía de los canales de Berlusconi, contraatacó con el arma definitiva y ofreció un espacio a Celentano "con plena libertad editorial". El director de RAI 1, Fabrizio del Noce, intuyó la tormenta que se avecinaba y se autosuspendió del cargo para resaltar su inocencia respecto a lo que se dijera en Rockpolitik.
El primer programa, el jueves de la semana pasada, no defraudó. Fueron tres horas de música, sátira, monólogos entre utópicos y reaccionarios y comentarios políticos. A Berlusconi le sublevó que se reprodujera en pantalla la clasificación elaborada por la organización Freedom House sobre la libertad de expresión en el mundo, en la que Italia ocupaba el lugar número 77, entre Bulgaria y Mongolia. Y aún más que se reemitiera la filmación de su célebre edicto de Sofia. En 2002, durante un viaje a Bulgaria, Berlusconi compareció ante las cámaras para denunciar el supuesto "uso criminal" que tres populares personajes televisivos, los periodistas Enzo Biagi y Michele Santoro y el humorista Daniele Lutazzi, hacían de sus espacios en la RAI. Tras el edicto, los tres fueron despedidos. Y las imágenes se enterraron en los archivos, porque ofrecían un aspecto de Il Cavaliere poco tranquilizador.
Tras la primera emisión de Rockpolitik, Berlusconi, dueño de tres emisoras y de numerosos medios escritos y acostumbrado a manipular los tres canales públicos, se desfogó con su periodista de confianza, Bruno Vespa: "Basta mirar los canales de la RAI para encontrar chistes contra el presidente del Gobierno, realizados por Serena Dandini y Sabina Guzzanti [cuyo programa RAIot fue suspendido tras una sola entrega y fue objeto de querella por parte del propio Berlusconi], por Gene Gnocchi y Enrico Bertolino, Dario Vergassola, Corrado Guzzanti y otros que prefiero olvidar". Añadió que Rockpolitik era "sólo el último episodio de todo un sistema de comunicación, compuesto de televisiones y diarios, que desde 2001 ataca sistemáticamente al presidente del Gobierno". "Parece que vuelven las listas de proscritos", denunció el líder de la oposición, Romano Prodi.
En el primer programa de Rockpolitik se dijo que el carné de Forza Italia garantizaba "un 20% de descuento en la condena en cualquier tribunal de Italia". En el segundo, el actor y cineasta Roberto Benigni dispuso de 40 minutos para una hilarante sátira antiberlusconiana. También se parodió la sosez de Prodi. Celentano, por otra parte, no es de izquierdas. En sus monólogos ha criticado los matrimonios homosexuales y a José Luis Rodríguez Zapatero, y ha dedicado grandes elogios al papa Benedicto XVI.
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