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Reportaje:PSC: UN PARTIDO BAJO FUEGO CRUZADO

Tensión sin daños

Luis R. Aizpeolea

Las relaciones entre el PSOE y el PSC se han visto sometidas, en los dos últimos años, a algunas convulsiones desde que este partido entró a formar parte del Gobierno tripartito de Cataluña, presidido por Pasqual Maragall, pero no han originado daños irreparables, señala un destacado dirigente socialista.

La singular relación que el PSC tiene con el PSOE ha sido respetada históricamente por los socialistas, que sabían que el PSC era la suma de tres partidos de diferente origen, en una comunidad con una identidad muy marcada, y cuyo estatus fue refrendado por Felipe González y Alfonso Guerra en la refundación del partido socialista en Cataluña, durante la transición.

El PSC ha aportado a los Gobiernos del PSOE importantes figuras políticas como Narcís Serra, ministro de Defensa inmediatamente después de las intentonas golpistas y luego vicepresidente del Gobierno; Josep Borrell, ministro de Obras Públicas y luego candidato a la presidencia del Gobierno; Ernest Lluch, ministro de Sanidad, así como otros dirigentes como Raimon Obiols y el actual primer secretario del PSC y ministro de Industria, José Montilla, hasta llegar a la controvertida figura del presidente de la Generalitat y ex alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall.

El PSC ha sido un partido muy vinculado al secretario general del PSOE, fuera éste González, Almunia o Rodríguez Zapatero
Hace un año hubo otra escaramuza. La pretensión de Maragall de que el PSC formara grupo propio en el Congreso fue zanjada por el propio Montilla
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PSC: un partido bajo fuego cruzado

El PSC ha sido también un partido siempre muy vinculado al secretario general del PSOE, fuera éste Felipe González, Joaquín Almunia o José Luis Rodríguez Zapatero. Ha participado de modo muy activo en los congresos del PSOE y siempre ha tenido una representación definida en sus Ejecutivas federales. Hoy lo representan su primer secretario, José Montilla, y la vicepresidenta primera del Congreso, Carme Chacón. Otro rasgo característico de su trayectoria ha sido su papel en la renovación del PSOE. Se alineó con esta corriente cuando surgió el conflicto interno en el PSOE, a comienzos de los noventa.

Las tensiones del PSC con el PSOE se iniciaron con la formación del Gobierno tripartito de Cataluña hace dos años. Hubo un amplio número de cuadros del PSOE, como José Bono o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que se opusieron a su coalición con ERC en el Gobierno presidido por Maragall, pero que tuvieron que asumir por el carácter soberano del PSC.

Hace un año hubo otra escaramuza reseñable, la pretensión de Maragall de que el PSC formara grupo propio en el Congreso, que fue zanjada por el propio Montilla.

Las tensiones se han reproducido tras el apoyo del PSC al proyecto de Estatuto en el Parlamento de Cataluña. Pero la decisión de Montilla y la Ejecutiva del PSC de recuperar en el Congreso las enmiendas rechazadas en el Parlamento de Cataluña y el pulso dirigido a Maragall han supuesto una recuperación de la confianza en el PSC por el PSOE. Maragall resulta, sin embargo, una figura tan contestada en el PSOE que tiene muy difícil recuperación. Sus frecuentes declaraciones durante el debate en Cataluña del Estatuto, como "poner límites a la solidaridad", entre otras muchas, o la propuesta de "blindar" el proyecto del Estatuto, tras su aprobación en Cataluña, le han generado una gran hostilidad en el PSOE.

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