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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Aclaración

El 24 de septiembre de 2005 el periódico EL PAÍS en la sección de Cartas al Director, publicó un artículo sobre los sucesos acaecidos en Cangas de Onís titulado Que no vuelva a suceder, firmado por Maribel Álvarez.

Habida cuenta que el citado artículo expone hechos que consideramos inexactos y erróneos, y cuya divulgación podría causar notable perjuicio a Democracia Nacional, mediante el presente escrito, expongo:

Lo que se narra desde el renglón sexto al decimoquinto del artículo, que dice textualmente: "¿Cómo es posible que un representante de un Gobierno democrático permita que unos fascistas, autodenominados Democracia Nacional, que enarbolan la bandera nazi, muestran puños americanos de hierro, llevan tatuada la esvástica por doquier, y portan pancartas racistas y xenófobas, vengan a nuestra ciudad escoltados por guardias civiles antidisturbios que, lejos de velar por nuestra seguridad, cargaron indiscriminadamente contra nosotros, con pelotas de goma, porrazos, puñetazos, patadas, e insultos? Cuando digo nosotros, me refiero a los que estábamos allí para apoyar a los emigrantes, muchos de los cuales residen y trabajan en nuestra ciudad, y que ni nos molestan, ni se merecen que nadie les humille insultándolos y amenazándolos".

Democracia Nacional es un partido legalizado por el Ministerio del Interior, es un partido de carácter patriota, que se opone a la venida masiva e ilegal de inmigrantes sobre España. Las banderas que usamos en nuestros actos son exclusivamente la bandera rojigualda española, y la propia con el emblema del partido. No portamos armas de ningún tipo, en cuanto a las pancartas que llevamos al acto homenaje a don Pelayo en Cangas de Onís, el lema, por supuesto, nada racista ni xenófobo, era: "Asturias. Ayer hoy y siempre, adelante por España". Fuimos escoltados por la Guardia Civil por la sencilla razón de que nuestro acto había sido permitido por la Delegación de Gobierno, muy al contrario de la contramanifestación, organizada ilegalmente por grupos de extrema izquierda y asociaciones de inmigrantes, cuyo firme propósito era impedir con armas incluidas (cócteles molotov, palos, barras... que les requisó la Guardia Civil) la normal realización de nuestro legalizado acto. Evidentemente, ante esa situación, la Guardia Civil defendió nuestros derechos y cumplió con su deber de disolver la concentración ilegal.

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