Misión en Pakistán

La OTAN dará luz verde el viernes al envío de parte de los más de 9.000 efectivos terrestres que integran la llamada Fuerza de Respuesta Rápida (NRF, en inglés) para labores de ayuda humanitaria en Pakistán, devastado por el reciente terremoto que ha causado más de 40.000 muertos. La misión, la primera de esta clase desde que esta unidad de élite interarmada fue bautizada hace dos años, estará dirigida por España, por corresponderle durante este segundo semestre el mando de la NRF. A la espera de que el Senado ratifique la nueva Ley de Defensa Nacional, aprobada el mes pasado en el Congreso sin los votos del PP y que exige el consentimiento del Parlamento para el despliegue de tropas en el exterior, el Gobierno sólo tendrá que informar de la iniciativa. Sin embargo, esta circunstancia debería ser una excelente ocasión para que socialistas y populares olvidaran, siquiera por un instante, sus rencillas y apoyaran sin reservas la contribución de 300 militares españoles a una operación tan loable como necesaria.

La política exterior no es uno de los puntos fuertes de Rodríguez Zapatero, al margen de su decisión de retirar las tropas de Irak como quería la mayoría de la población. Pero sería injusto no reconocer al actual jefe de Gobierno sensibilidad y prontitud a la hora de sumarse a operaciones militares internacionales de carácter humanitario en el año y medio que lleva en La Moncloa: Haití, Afganistán, Aceh (Indonesia) y ahora en Pakistán, adonde serán destinados principalmente personal de ingenieros y sanitario. Ríos de tinta se han escrito sobre la razón de existir de la Organización del Tratado del Atlántico Norte una vez desaparecida la Unión Soviética y la entrada en la organización de los países de su órbita. El 11-S y sobre todo Irak abrieron una crisis interna a malas penas curada. Más allá de su colaboración en la lucha contra el terrorismo o su eventual desempeño en misiones de mantenimiento de la paz, la OTAN está emergiendo últimamente de un modo bastante eficaz en otra función más concreta: prestar ayuda en grandes catástrofes.