Israel suspende las relaciones con la Autoridad Palestina
Israel ha "congelado temporalmente" las relaciones y contactos políticos con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y ha ordenado el restablecimiento de los controles de las carreteras del sur de Cisjordania y el refuerzo del asedio en torno a Hebrón, Ramala y Belén. Estas medidas fueron decretadas ayer por el Gobierno de Ariel Sharon en represalia por las muertes de tres colonos, perpetradas por un comando de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.
"Queremos enviar un poderoso y duro mensaje a los palestinos", aseguraba ayer Mark Regev, un portavoz del Ministerio de Exteriores de Jerusalén, quien trataba de justificar la severidad y el rigor de unas medidas que recuerdan la vieja política de intransigencia mantenida durante largos años por el Ejecutivo israelí hacia el fallecido presidente Yasir Arafat, con la excusa de que el anciano líder era "un obstáculo para la paz".
Las autoridades israelíes decidieron por primera vez la congelación de las relaciones con la ANP en el invierno de 2000, pocos meses después de que estallara la Intifada. La medida de represión establecida de manera unilateral por el primer ministro laborista Ehud Barak fue mantenida con posterioridad por el nacionalista Ariel Sharon durante cerca de cuatro años, hasta el pasado mes de noviembre, cuando Mahmud Abbas llegó a la presidencia y las presiones de EE UU y la UE obligaron a Israel a descongelar las relaciones.
La política de congelación de relaciones supone un duro golpe para las esperanzas de paz, ya que bloquea las posibilidades de aplicación de la Hoja de Ruta. Pero al mismo tiempo representa un importante contratiempo para la vida cotidiana de los ciudadanos palestinos porque deja en suspenso los comités paritarios y de diálogo en el seno de los cuales se resuelven a diario los problemas más nimios, entre los que se incluyen la libertad de movimientos en el interior de los territorios ocupados.
Las medidas han sido acogidas con satisfacción por el movimiento colono radical y por los responsables del Ejército, que temen que las facciones radicales palestinas estén tratando de trasladar a Cisjordania los métodos y técnicas de lucha utilizados en Gaza.
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