El triunfo en las primarias refuerza la candidatura de Prodi a primer ministro
Casi tres cuartas partes de los cuatro millones de votantes apoyaron al ex presidente europeo
Las primarias del centro-izquierda resultaron un plebiscito de inesperada magnitud para Romano Prodi, elegido candidato a la presidencia del Gobierno con el 74,1% de los votos. La oposición a Silvio Berlusconi exultaba ayer, casi asombrada de que 4,3 millones de ciudadanos hubieran acudido a las urnas. Por cada voto se exigía una donación mínima de un euro, y en esto los italianos desbordaron también las previsiones: dejaron en las arcas de la coalición unos 40 millones de euros. Lo que nació como un invento para legitimar a Prodi se convirtió en un fenómeno político.
Romano Prodi confiaba en una participación cercana al millón y en alcanzar al menos el 60% de los votos. Ni en el más feliz de sus sueños había previsto una victoria tan rotunda. "Es maravilloso", repetía el ex presidente de la Comisión Europea, quien reclamó que las elecciones se celebren el 9 de abril, coincidiendo con las administrativas y las regionales sicilianas, y no en mayo. También prometió convencer a sus aliados para convertir la coalición en una federación.
Además de la movilización ciudadana, que desbordó el ámbito estrictamente partidista, y del triunfo sin matices, un tercer factor resultó muy favorable a las ambiciones de Il Professore: Fausto Bertinotti, líder de Refundación Comunista, se quedó muy lejos del 20% en el que cifraba sus expectativas. El 14,7% de Bertinotti reveló que el franco radical de La Unión, la coalición prodiana, era más débil de lo que se suponía. Bertinotti fue quien en 1998 hizo caer el primer Gobierno de Romano Prodi y su traición permanecía en la memoria de todos.
Tras Prodi y Bertinotti se situó un centrista puro, Clemente Mastella (Partido Popular-Udeur), con el 4,6%. Paradójicamente, Mastella se retiró de las primarias antes de que se abrieran las urnas, denunciando fraudes aún no ocurridos y desvinculándose de la coalición.
Ya el domingo por la noche, visto el éxito de las elecciones, maniobró de nuevo y proclamó que la gran participación legitimaba el proceso, "pese a alguna posible irregularidad". Cuarto fue Antonio di Pietro, ex fiscal de Manos Limpias, con el 3,3% de los votos. Alfonso Pecoraro Scanio, líder de los Verdes, previamente convencido de superar el 5%, obtuvo un exiguo 2,2%. Los dos candidatos marginales, el empresario Ivan Scalfarotto y la ultraizquierdista Simona Panzino, no llegaron al 1%.
Eliminadas las discusiones sobre el candidato que en primavera debía enfrentarse a Silvio Berlusconi, se alzaban en el horizonte de La Unión otros dos obstáculos de importancia. El primero, la confección del programa. El líder de La Margarita, el centrista Francesco Rutelli, proclamó que los resultados de las primarias consagraban la "vocación moderada y reformista" de La Unión. Pese al claro mensaje de los electores contra las tentaciones radicales o maximalistas, seguía siendo un problema tejer un programa capaz de satisfacer a la vez a católicos democristianos como Mastella, Rutelli y el propio Prodi, a los poderosos ex comunistas del Partido de los Demócratas de Izquierda y a los marxistas de Refundación. El otro obstáculo, aún más peliagudo, consistía en la confección de las listas electorales.
Con el sistema mayoritario hasta ahora vigente, La Unión no tenía problemas porque el elector votaba nombres, no partidos. El retorno al sistema proporcional, impuesto por sorpresa por la mayoría berlusconiana al término de la legislatura y ya aprobado por la Cámara de los Diputados, pone en dificultades a Prodi y a los suyos. Il Professore carece de partido. ¿En qué lista se le incluye?
Un solo símbolo
Por otra parte, el sistema proporcional castiga la fragmentación. La mejor solución, propugnada ayer por los colaboradores de Prodi, consistía en reconfigurar el Olivo, la federación de partidos que venció en 1996, y acudir a las elecciones bajo un solo símbolo. Rutelli y otros se han negado hasta ahora a aceptar la federación, por miedo a perder su autonomía.
El centro-derecha, que en las pasadas semanas y hasta el domingo dedicó todo tipo de sarcasmos y burlas a las primarias de La Unión, moderó ayer el tono en vista de la gran participación popular. El ministro de Exteriores, Gianfranco Fini (Alianza Nacional), y el de Industria, Roberto Maroni (Liga Norte), coincidieron en afirmar que el proceso electoral de sus adversarios merecía "un gran respeto". Forza Italia aseguró que los datos de participación estaban "hinchados como en la mejor época soviética" y mostró extrañeza por la velocidad con que se había realizado un recuento tan amplio.
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