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Tribuna:LAS OPINIONES DEL ARZOBISPO
Tribuna
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El reino que no es nación

Nosotros, los cristianos y las cristianas, somos ciudadanos de un Reino que no es nación, la predicación de Jesús de Nazaret se centró en anunciar ese Reino y dio las coordenadas para saber quiénes estaban llamados a formar parte de él y cuáles eran sus signos identitarios. Todo ello se encuentra de manera explícita en el emotivo, sugerente y universal Sermón de la Montaña.

Ciertamente es preocupante que el pastor de la iglesia en Valencia, nuestro obispo, entre al saco en el legítimo debate político, obviando a una parte de su Iglesia.

Una vez más, don Agustín se posiciona en un lado de la balanza y ejerce de corifeo de unas posturas políticas concretas, no sé si mayoritarias o no, este no es el caso, y mucho menos para un obispo. Por ello, no debería servir de justificación para legitimar su posicionamiento a favor de la nación española y en contra de la nación catalana.

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Ciertamente, las posturas que mantiene nuestro obispo no son nuevas. Cada cierto tiempo y en diferentes debates interviene posicionándose en el ámbito de la derecha política, española y valenciana. No pongo en duda el derecho que asiste a don Agustín de formular sus opiniones con toda libertad. Me parece legítimo que se sienta orgulloso de ser español, que crea que la política sobre el agua que promulga el PP es la más adecuada, que critique la investigación con células madre cuando la promueve el PSOE pero no cuando la promueve el gobierno de la Generalitat valenciana. Me parece estupendo que crea que el Plan Ibarretxe es algo más que el pozo de todas las desgracias. Ahora bien, como pastor de la Iglesia debería considerar las legítimas opciones que otros cristianos y otras comunidades eclesiales sostienen, inspirados en otra cultura política distinta a la suya, pero también legítima. La tendencia a escorarse sólo hacia un lado puede provocar el distanciamiento afectivo de una parte de los miembros de su iglesia y tensiona la comunión del Pueblo de Dios.

A algunos cristianos y cristianas de Valencia también nos gustaría oír la voz de nuestro pastor interesándose por otros temas: por ejemplo, ¿sabe nuestro prelado que los ciudadanos valencianos para ir a un médico especialista hemos de esperar entre 3 y 4 meses? ¿Sabe nuestro obispo en qué situación dan clase miles de niños y niñas valencianos? Claro, los de la escuela publica. ¿Sabe el pastor de la Iglesia valenciana la degradación a que está sometido el territorio valenciano a consecuencia de una política irresponsable a nivel ambiental e inspirada en los criterios del liberalismo económico salvaje que tanto ha criticado la doctrina de la Iglesia, y muy especialmente el anterior pontífice, Juan Pablo II? ¿Sabe don Agustín que su amigo el president de la Generalitat y el secretario general del PSPV-PSOE han pactado un sistema electoral perverso, por el cual las minorías políticas serán eliminadas de la vida pública valenciana? ¿No tiene nada que decir de todo esto nuestro pastor? Tal vez creerá que hablar de estos temas e iluminarlos a la luz del Evangelio es hacer política, y en cambio piense que avivar el fuego del "todos contra Cataluña" es predicar el Reino. Sí, ciertamente con todo ello don Agustín proclama un reino, pero no el Reino de Dios que se sustenta en la Verdad, la Justicia y el Amor, que no hace distinciones entre personas y pueblos, que procura la paz, y que preferentemente se dirige a los pobres, a los enfermos, a los perseguidos, a los marginados...

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Debería reflexionar nuestro arzobispo más allá de sus vísceras y de sus legítimos sentimientos nacionalistas. El llamado problema catalán existe, se quiera o no. Se ha manifestado en el tiempo de forma muy diversa. La Nación Española, o mejor dicho el Estado que la sustenta, le ha hecho frente de muchas maneras, entre ellas con dos ignominiosas dictaduras que han ocupado más de la mitad del siglo pasado, la de Primo de Ribera y la de Franco, sin que por ello llegara a solucionarse, más bien todo lo contrario. ¿No sería más correcto, y tal vez, más evangélico, si, de una vez por todas, los españoles, entre ellos nuestro obispo, apostaran por el diálogo y la compresión y no por el tremendismo, la demagogia y la represión?

Enric Capilla i Monzonís es miembro del Consell Nacional del Bloc Nacionalista Valencià.

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