Menos Caperucita y más lobo
No he podido por menos que soltar una carcajada cuando en la primera página de un periódico me encuentro con la siguiente noticia "Fumar puros o cigarrillos en las bodas, prohibido por ley desde el 1 de enero"; y me pregunto: en estos momentos en los que si soy mujer me puedo casar con una mujer, si soy hombre con un hombre; existe una ley que me ampara si quiero abortar; en breve podré decidir cuándo me quiero morir; si me va mal en el matrimonio, acudiré al divorcio express; puedo elegir si quiero tener un hijo... ¿Quién me va a impedir que me fume un puro o un cigarrillo en una boda?
¿No les parece que a fuerza de hacer leyes que amparen lo que "algunos piensan que es un derecho" lo que están consiguiendo es hacer de nuestra cabeza un pack sin contenido en el que si hay algo -cosa que dudo- es una serie de "derechos" sin jerarquía ni fundamento para poder manejarnos como el lobo a Caperucita? No pienso, señores, ser una de ellas.
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