Las lluvias dejan 10 litros por metro cuadrado en la capital

Las tan esperadas lluvias llegaron ayer a la región tras una larga sequía que amenaza con restricciones. Las primeras precipitaciones, sobre todo por la tarde-noche, dejaron 10 litros por metro cuadrado en la capital, según informó el Centro Meteorológico a Efe. El agua caída no tuvo prácticamente repercusión en las reservas de agua y en los embalses de la región. Pero lo que sí se resintió fue el tráfico en la Comunidad, donde se produjeron retenciones kilométricas.

La capital registró 10,5 litros por metro cuadrado en la Ciudad Universitaria, nueve litros en Retiro y ocho en el aeródromo de Cuatro Vientos, mientras que en Navacerrada hubo 7,4 litros. En menor medida estaban el alto del León (3,5), Getafe (3) y Barajas (1,6). Sin embargo, en Robledo de Chavela sólo se contabilizaron 0,8 litros, en Somosierra 0,4 y en Colmenar Viejo 0,2.

Las mismas fuentes indicaron que no llovía en la capital desde el 25 de septiembre. Aquel día se recogieron en Retiro 3 litros por metro cuadrado.

Durante el verano el observatorio del Retiro recogió un total de 4,1 litros en los tres días que se registraron precipitaciones: el 24 de junio (1 litro); el 10 de agosto (0,6), y el 7 de septiembre (2,5).

Las precipitaciones de ayer no se dejaron notar en los ríos, donde el caudal permanecía prácticamente inalterable. Los embalses de las cuencas del Alberche, Guadarrama y Manzanares no apreciaron incremento del agua almacenada, según informaron fuentes de la Confederación Hidrográfica del Tajo.

Problemas de tráfico

La fuerte tromba de agua caída entres las ocho menos cuarto y las ocho de la tarde hizo muy complicada la última hora punta del día en las carreteras de entrada y salida de Madrid y en el centro de la capital. Muchos madrileños se vieron sorprendidos por la tormenta y no pudieron evitar verse envueltos en los grandes atascos, informa Europa Press.

Diversos golpes de chapa y averías de diversos vehículos detenidos en los arcenes hicieron que la circulación en la autovía M-30 fuera especialmente lenta en ambos sentidos. Los conductores no pudieron pasar de primera y segunda marcha, también ralentizados por los desvíos ocasionados por las obras en esta vía de circunvalación.

La autovía de A Coruña presentaba a esa hora, tanto de entrada como de salida, retenciones kilométricas. La ausencia de lluvias durante muchos meses hizo que algunos sumideros y desagües se encontraran atascados y no dieran abasto ante la cantidad de agua que tenían que recoger, por lo que se formaron balsas sobre la calzada.

Alrededor de las 20.15 el aguacero dejó paso a una lluvia más débil que mejoró algo la situación, a pesar de que las retenciones continuaron en ciertos puntos de la región, como en el M-40.