"La operación nos va a costar 120 millones de euros"
Rodeado por sus colaboradores, Mohamed Brahimi, wali (delegado del Gobierno) en Oujda, contempla la larga fila de senegaleses que pasa el control de seguridad aeroportuaria antes de acceder al avión que les conducirá a Dakar. El antiguo jefe de gabinete del primer ministro marroquí, Driss Jettu, fue nombrado hace tres meses wali de esta región denominada Oriental, fronteriza con Argelia.
"Todo esto, la repatriación aérea de los subsaharianos, el alquiler de los autobuses que les transportan, el despliegue en torno a Ceuta y Melilla nos va a costar unos 120 millones de euros", revela Brahimi en una conversación con este diario. "Es sólo una estimación provisional, que habrá que confirmar, pero, en todo caso, es mucho, muchísimo dinero para Marruecos", se lamenta.
"Es el triple", prosigue quejándose el wali, "de lo que la Unión Europea nos ha prometido, y todavía no nos ha dado, para mejorar el control de nuestras fronteras". "De todas formas, que no se imaginen que con 40 millones de euros, vinculados a la compra de material europeo, vamos a sellar los 2.500 kilómetros de fronteras que tiene Marruecos", en las que Brahimi incluye las del Sáhara Occidental.
El wali cree que los españoles y, en general, los europeos caen en una "contradicción". "Por un lado se nos pide a los marroquíes que resolvamos, nosotros solos, el problema de la inmigración ilegal. Pero, por otro, cuando pese a los pocos medios que tenemos ponemos toda la carne en el asador para hacerlo se rasgan las vestiduras preguntándose si no hemos sido demasiado contundentes", afirma.
"Estuve en el polideportivo", dónde están reagrupados parte de los subsaharianos a la espera de ser expulsados, "hablé con ellos y le digo que estos chavales fuertes que ahora repatriamos volverán", pronostica el wali. "Y si no lo hacen ellos, lo harán sus primos, y dentro de unos meses estaremos de nuevo en las mismas", afirma contrariado.
"Mire, le voy a decir lo que de verdad pienso: hay otra forma de terrorismo que es el que practican los países ricos con un continente, África, que han dejado al abandono y que está naufragando", enfatiza Mohamed Brahimi. "Ni Marruecos ni España lo podemos rescatar. Para acabar con el fenómeno en origen se requiere una solución regional, mundial, pero no la vislumbro por ningún lado", concluye el wali de Oujda.
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