En busca de la calma
S i todo se desarrolla según los cálculos de los responsables del PSOE, el debate sobre el proyecto de Estatuto catalán podría retrasarse hasta el próximo mes de febrero. La idea es que no coincida con los trabajos de la ponencia del proyecto de Estatuto de la Comunidad Valenciana, que llegó antes al Congreso de los Diputados, y, sobre todo, ampliar el periodo de presentación de enmiendas, que en teoría es de sólo 15 días, pero que se puede prolongar con el común acuerdo de los partidos. Todo ello, unido a que enero es un mes prácticamente inhábil desde el punto de vista parlamentario, podría hacer que la ponencia mixta de la Comisión constitucional y del Parlament de Cataluña empezara sus trabajos bien entrado 2006.
Lo que importa ahora, aseguran en el grupo parlamentario del PSOE, es lo que decida y haga el PSC, no lo que diga o piense Pasqual Maragall
Los dirigentes del PSOE siguen preocupados por el debate del Estatuto, pero se han ido tranquilizando respecto a la estrategia a seguir. La intervención del representante del PSC en el grupo parlamentario socialista en el palacio de la carrera de San Jerónimo y, sobre todo, las sucesivas comparecencias públicas de José Montilla, asegurando que su partido no pondrá en peligro el futuro electoral del PSOE, han suavizado la polémica interna.
Proyecto de máximos
Los socialistas, PSOE y PSC, creen que es posible que los catalanes contemplen el texto enviado al Congreso como un proyecto de máximos, que inevitablemente tiene que ser modificado y que su recorrido en la Comisión constitucional no se presente como un "recorte", sino como una necesaria adaptación.
Admiten que es posible que la campaña socialista para llevar este convencimiento a todos los rincones de Cataluña se mezcle con la que quiere plantear el tripartito, y el propio presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, en defensa del borrador aprobado en el Parlament. Pero lo que importa ahora, aseguran en el grupo parlamentario socialista, es lo que decida y haga el PSC, no lo que diga o piense Maragall. Y los responsables del PSC, afirman, han reiterado que no pondrán en peligro los logros de esta legislatura ni la cohesión de los socialistas en toda España. Ahora, la negociación con Esquerra Republicana y con CiU no estará en manos del propio presidente de la Generalitat, sino de los responsables del PSC, explican con un cierto alivio.
Los dirigentes del PSOE aseguran que son sus colegas del PSC quienes están realizando el mayor esfuerzo para tranquilizar a los parlamentarios de otras zonas de España. "Es importante que todos perciban que tenemos ya una estrategia firme y bien definida", explica un veterano diputado que ha ejercido en numerosas ocasiones funciones de mediador interno. Desde su punto de vista, lo más importante en estos momentos es que los propios parlamentarios socialistas estén seguros de la posición de su partido en defensa de la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña y de su compatibilidad con el interés general, así como de la firmeza con que se va a llevar esta nueva negociación. "Se intentará llegar a nuevos acuerdos con ERC y con CiU, por supuesto, pero tiene que estar claro que hay aspectos del Estatuto que, sencillamente, no son posibles. Ni tan siquiera podemos entrar a discutirlos", explica el mismo parlamentario.
Algunos dirigentes socialistas defienden que todavía es posible intentar algún acuerdo con el Partido Popular, sobre todo lo relacionado con el sistema de financiación que recoja el nuevo Estatuto y que tiene que poder ser aplicado a todas las otras comunidades autónomas. "Es seguro que el discurso de Mariano Rajoy en el pleno de aceptación a trámite del borrador de Estatuto será terrible, pero eso no quiere decir que después no podamos hablar de algunos de los contenidos", confía un dirigente del PSOE.
Ni un gesto
En el Partido Popular, sin embargo, no se ha producido ni el menor gesto de comprensión. "Se equivoca el PSOE si cree que vamos a facilitarle ni en lo más mínimo su labor y a permitir que negocie algunas cosas con ERC y otras con nosotros", asegura sin tapujos un activo diputado popular. El PP, mantiene otro de sus dirigentes, no va a soltar la presa. "El Estatuto se tendrá que aprobar, si quieren, sin nosotros. Que no les quepan dudas". La estrategia de total enfrentamiento es compartida por ahora incluso por algunos de los diputados considerados habitualmente como moderados o liberales.
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