El Gobierno envía a Marruecos al ministro de Exteriores para negociar nuevas medidas

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajará el lunes a Rabat, a fin de entrevistarse ese día y el martes con su homólogo Mohamed Benaissa y negociar nuevas medidas relativas al control de la inmigración ilegal y las mafias que trafican con ella. También propondrá soluciones para garantizar el trato humanitario a los inmigrantes. El Consejo de Ministros debatió ayer la conveniencia de este viaje de trabajo, que fue anunciado al término de la reunión por la vicepresidenta primera y portavoz del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Fuentes diplomáticas aseguran, sin embargo, que el salto a Rabat es un proyecto preparado por Moratinos desde hacía al menos 48 horas. El Gabinete, evidentemente, lo valoró y le dio la luz verde definitiva como elemento esencial de las iniciativas orientadas a contener la crisis originada en torno a Ceuta y Melilla.

Otras fuentes igualmente informadas indican que, en días pasados, el ministro de Exteriores había expresado en privado el temor a que la represión al otro lado de las fronteras desbordara los límites razonables, si se agudizaban las presiones para que Marruecos contenga la ola migratoria.

Los portavoces de su ministerio destacaban ayer que Moratinos siempre ha puesto el respeto a los derechos humanos a la cabeza de los requisitos de la lucha contra la inmigración ilegal y aseguraban que el ministro "se toma muy en serio" las denuncias acumuladas durante los últimos días en esta materia.

La desgracia de los inmigrantes abandonados en zonas remotas del Sáhara y las muertes por disparos en la verja fronteriza serán en todo caso abordados el lunes, como parte del capítulo humanitario anunciado por la vicepresidenta. Fernández de la Vega mencionó los otros dos apartados ya indicados, sobre el control fronterizo y la investigación de las mafias, pero las fuentes diplomáticas añaden que las conversaciones del ministro en Rabat se extenderán, además, a la totalidad de los 10 puntos que Moratinos expuso el pasado miércoles en el Congreso de los Diputados, en consonancia con los principios de acción acordados en la reciente cumbre hispano-marroquí de Sevilla.

Algunos de ellos, como los tres indicados, son de corto plazo y responden puntualmente a la emergencia. Otros buscan soluciones a largo plazo, promoviendo el desarrollo de África, especialmente en el contexto de la Unión Europea. El ministro escribió el jueves una carta al comisario europeo de Desarrollo, el belga Louis Michel, en la que apremia a la UE a adoptar la estrategia global hacia el continente desastrado que tiene previsto debatir en el Consejo Europeo de diciembre.

Las fuentes diplomáticas consultadas no estuvieron en condiciones de confirmar si la visita de Moratinos a Rabat producirá resultados tan concretos como los "protocolos" de que habló la vicepresidenta primera del Gobierno.

Fernández de la Vega precisó, tras el Consejo de Ministros, que el convenio contemplará protocolos conjuntos de actuación en la frontera para mejorar la eficacia y la seguridad, medidas de cooperación para la investigación conjunta y represión de las mafias y para aumentar el tratamiento humanitario de los inmigrantes.

La vicepresidenta primera puso también el acento en que las autoridades marroquíes informarán a España de los resultados de la investigación judicial que han abierto sobre las muertes de los inmigrantes subsaharianos.

Informó también que el Gobierno está trabajando "intensamente" con las autoridades marroquíes para aplicar el convenio de devoluciones de 1992, que permite devolver a Marruecos a los inmigrantes documentados que lleguen a España desde ese país. En este sentido, recordó la "salida extraordinaria" que tuvo lugar el jueves, que afectó a un grupo de unos 70 subsaharianos y señaló que, a partir de ahora, se hará de "forma singularizada".

En cuanto a la agenda de Moratinos, seguía anoche pendiente de ser ultimada. Más allá del encuentro con su homólogo, no era seguro que el ministro español se entrevistara con otros miembros del Gobierno marroquí ni había indicios de que vaya a ser recibido por el rey Mohamed VI.