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'Cabaret. París-Berlín' muestra la frivolidad y tensión de entreguerras

El Círculo de Bellas Artes reúne piezas de 'art nouveau' y 'art déco' del Museo Casa Lis

El Círculo de Bellas Artes de Madrid (Gran Vía, 42) presenta hasta el 23 de octubre la exposición Cabaret. París-Berlín, años 30, una propuesta innovadora que, a través de piezas de las colecciones del legado M. Ramos Andrade del Museo de Art Nouveau y Art Déco, situado en la Casa Lis de Salamanca, busca recrear la atmósfera de la época de entreguerras mediante la escenificación de situaciones históricas.

La exposición (puede visitarse en www.museocasalis.org) se ha montado en el salón de baile del Círculo de Bellas Artes, de Madrid. El director de Casa Lis, Pedro Pérez Castro, califica la muestra como "muy divertida y didáctica". "No se ha planteado una propuesta de corte historicista, pero sí con recorrido por espacios históricos".

En esa senda museográfica el protagonismo recae en las criselefantinas (pequeñas esculturas de bronce y marfil), de las que el museo cuenta con una de las mejores colecciones del mundo. Con el hilo conductor de las estilizadas y elegantes estatuillas se ha pretendido explicar dónde y cómo se inspiraron los escultores de las criselefantinas, que no fue otro que el mundo del cabaret, del cine y de la calle. Otras piezas de la época, como joyas, frascos de perfume, abanicos o vidrios (los que llevan la firma de E. Gallé y R. Lalique son especialmente valiosos), aportan la dimensión de la frivolidad peculiar de la belle époque y se indica el acercamiento al ámbito del mundo del cabaret y el music hall.

A la exposición se accede mediante un espacio con forma cuadrada en el que la disposición escenográfica funciona como elemento de choque mediante la proyección de las mismas imágenes sobre los cuatro muros, con los ritmos sugerentes de Josephine Baker.

Uno de esos muros, dispuesto a modo de cortinilla, es el que hay que cruzar entre la envoltura de la imagen para penetrar en la muestra que ocupa el salón de baile, en el que los soportes expositivos han contenido su altura para que los elementos modernistas del propio salón contribuyan a recrear el ambiente y se integren en la propuesta. Son tres los espacios básicos que configuran la exposición. El primero de ellos, con la pauta marcada por 16 criselefantinas, recrea la atmósfera del París de los primeros años treinta, con la referencia clave del Folies-Bergère, donde sobresale la bailarina Josephine Baker, que precisamente cuenta con una de las estatuillas más atractivas, obra de F. Hagenauer. El ambiente del segundo escenario, con 32 criselefantinas, escenifica el Berlín de mediados de los años treinta, con el ambiente prebélico que llega a través de los latidos de cabaret ligado a la figura de Marlene Dietrich y su Ángel azul. En el último espacio, en pantalla circular, se proyectan imágenes de la época y de la Casa Lis en Salamanca. La música de Lili Marlene aporta una especie de fundido en negro a modo del final de un estilo de vida que se llevó por delante el gran conflicto bélico.

La iluminación concentrada, acorde con el espacio de cabarets y cafetines de la época, así como la música de aquellos momentos, aportan nuevos motivos de situación, al igual que ocurre con la campana acústica que transmite los sonidos correspondientes a quien se sitúe en ese espacio ante fotografías de gran formato, escasamente conocidas en muchos casos, de situaciones históricas y de artistas y bailarinas.

Algunas imágenes referidas a éstas hallan perfecta correspondencia entre sus expresiones artísticas reales y las que reproducen las criselefantinas. "La escenografía innovadora que se ha diseñado ha buscado que, a través de la oferta museográfica que se presenta, se respire el ambiente que propició a los artistas la creación de las criselefantinas, además de mostrar cómo en ese momento muchos elementos cotidianos se convirtieron en objetos bellos", señala Pedro Pérez Castro, comisario de la exposición junto con Marisa Oropesa.

Los soportes expositivos también engarzan con el estilo de los elementos fijos en el museo de la Casa Lis, e igualmente se encuentra muy cuidada la grafía de carteles e imágenes. Los grandes ventanales del salón se han utilizado, a modo de hornacina, para acoger diferentes piezas decorativas. La exposición ha sido organizada por el Ministerio de Cultura y la Junta de Castilla y León, para dar a conocer las colecciones de Casa Lis, de Salamanca.

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