Ankara afronta años de cambios para convertirse en un miembro de pleno derecho
"Mi país tiene una gran importancia estratégica", señala Abdulá Gül, ministro de Exteriores
Una de las más trepidantes jornadas que ha vivido la UE en su historia concluyó anoche con la anunciada llegada al filo de la medianoche a Luxemburgo de la delegación turca que debía abrir el proceso de integración de su país en la Unión. Para Turquía era la culminación de un proceso iniciado hace 42 años, con el acuerdo de asociación. Por delante quedan lustros de recorrer un camino duro y lleno de obstáculos, sin garantía de resultado. Las grandes dificultades no arredran al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que aseguró en Ankara que el lugar de Turquía está en la UE.
Los ministros de Exteriores de los Veinticinco necesitaron más de 30 horas de negociaciones para ponerse de acuerdo en los términos del paquete a ofrecer a Ankara. La complejidad de la negociación interna -primero con Austria, y luego con Chipre y Grecia- se vio agravada por la necesidad de satisfacer las expectativas de una Turquía crecientemente desencantada con el modo de actuar de la UE.
"Buena parte de la población está convencida de que Europa nos va a engañar", comentaba Hakan Celik, un columnista turco que observaba con atención en Luxemburgo los vaivenes de una jornada histórica. También con resignación por los malos gestos de los europeos y con la convicción de que para Turquía no hay otra salida que la UE. "¿Con quién nos vamos a unir si no? ¿Con Irán?, ¿Con Irak?, ¿Con Siria?".
La propuesta pactada por la presidencia británica en Luxemburgo fue enviada a Ankara y presentada personalmente por el embajador británico a Erdogan, a sus ministros y a los líderes del gubernamental Partido de la Justicia y del Desarrollo, convocados todos ellos a una reunión extraordinaria en la sede del grupo político. La principal objeción que plantearon los reunidos fue el artículo 5 del marco negociador, que obliga a Turquía a asumir progresivamente las decisiones y compromisos de la proyección externa de la UE.
Ankara siempre ha visto con recelo ese artículo, alegando motivo de seguridad nacional. En teoría podría verse obligada a levantar el veto al ingreso de Chipre en la OTAN o en la Organización de Cooperación Económica del mar Negro, entre otras entidades internacionales. El Gobierno turco se vio acicateado en su reivindicación contra el artículo 5 por las otras modificaciones introducidas en el marco negociador. Finalmente, los reunidos aceptaron en vista de la declaración adicional de la presidencia que la UE no se inmiscuirá en la autonomía de decisión de las organizaciones internacionales.
"Se ha logrado un acuerdo y, Dios mediante, salimos para Luxemburgo", declaró el ministro de Exteriores turco, Abdulá Gül, antes de tomar el avión con el que esperaba llegar a Luxemburgo antes de la medianoche, con el tiempo justo para empezar el día 3 de octubre la prometida negociación. "Los detalles los abordaremos allí; hemos llegado a un momento histórico. Hoy [por ayer] comenzarán las negociaciones para ser miembros de pleno derecho", explicó.
El ministro añadió que su país es distinto que otros candidatos al ingreso por el tamaño de su población y que, al ser un país musulmán, mantiene relaciones privilegiadas con diversos países del centro de Asia. "Cuando Turquía se incorpore a la UE, ellos [los países de Asia Central] también estarán ligados de alguna manera. Por esa razón, el inicio de las negociaciones con Turquía tiene una importancia estratégica", afirmó.
El mercado financiero de Estambul, contagiado por el fuerte espíritu optimista de la jornada, avanzó un 2,9%, hasta llegar a un máximo histórico en puntos.
España, satisfecha
Alberto Navarro, secretario de Estado para Asuntos Europeos, que ayer representó a España en el Consejo Europeo, consideró que la futura incorporación de Turquía era "un activo" para Europa.
Tras confirmarse el acuerdo, Navarro manifestó que "España ha respaldado siempre a Turquía" en su largo camino hacia la Unión por razones estratégicas, económicas y "por puro egoísmo".
"Lo que queremos es acercar a Turquía los valores europeos y de esta manera asegurar la estabilidad de esa región tan íntimamente vinculada a la UE", afirmó el secretario de Estado, quien añadió: "El acercamiento de Turquía es fundamental para la estabilidad del Mediterráneo".
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