Salvemos el paseo del Prado
El alcalde de Madrid, con su flamante plan de remodelación del paseo del Prado y Recoletos pretende arremeter contra ejemplares magníficos por el mero hecho de querer cambiar la dirección del tráfico de un lado a otro.
Ningún argumento sería justificable para acabar con la arboleda que adorna y refresca este hermoso paseo, pero las ciudades no se remodelan por los caprichos del regidor de turno que ahora pongo, ahora quito y luego ahí os quedáis con el destrozo y las deudas.
El concepto de ciudad-cartel que el alcalde está instalando elimina cualquier vestigio de autenticidad para dar paso a la sucesión de mástiles anunciadores de eventos y, claro, los árboles con sus ramas indómitas no dejan ver los colorines que le gustan al regidor.
El paseo del Prado tiene mucha riqueza y no sólo dentro de los museos que le jalonan ni de los edificios que le adornan; tiene una riqueza mayor que son sus árboles, sus bancos de piedra, sus fuentes y su pavimento antiguo que te permite pasear sin cansarte, y ningún gobernante de paso (que es afortunadamente la esencia de los gobernantes democráticos) puede alterar lo que beneficia a los ciudadanos.
No debemos permitir que emprendan una tala insensata ni una remodelación innecesaria de uno de los pocos puntos amables que quedan en esta ciudad tan maltratada por gobernantes ineptos.
Debemos salvar el paseo del Prado y hay que hacerlo ya, porque las motosierras son más rápidas que cualquier actuación vecinal.
Los árboles del paseo del Prado están sanos, dan sombra y frescor y embellecen; cumplen con su cometido por tanto deben quedarse en donde están.
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