Literatura de riesgo
Puede parecer reconfortante ver cómo la vanguardia se establece en lenguas y literaturas pequeñas. Integrales, de Srcko Kosovel, resulta un buen ejemplo de literatura de riesgo, como el que también corre el editor de un libro tan singular, aunque haya conseguido alguna subvención del país del autor, Eslovenia.
El prólogo del traductor Santiago Martín sirve para hacernos una idea de la dificultad en la que escribe Kosovel (Eslovenia, 1904-1926); da noticia de su obra y de su historia editorial, de la fuerza con la que cree en su poesía -disonancia frente a armonía-, la radicalidad con la que afronta su misión poética, la preocupación total por el hombre, por el sentido por encima de la forma.
El título del libro, con una referencia a las ciencias exactas, anuncia ya la posibilidad de encontrarnos con una poética que busca, por debajo del efecto óptico que pueda producir la experimentación tipográfica, una voluntad de emoción. Y ya desde el primer poema queda clara esa voluntad que afirma como valor para el poema la expresión del "crujir del dolor", una vez que se ha negado una poesía anterior (Guarda los clichés en los museos).
Sobre la parafernalia del lenguaje vanguardista, porque también en él existen clichés, en Kosovel se siente una urgencia en la autenticidad que emociona al lector, una conmovedora pasión por la búsqueda de la persona. El poeta busca un humanismo nuevo a través de versos que centellean en la sugerencia, con bruscos cortes, con referencias a la cotidianeidad, que buscan un cierto orden en el caos general de la vida.
Srcko Kosovel: Integrales. Bassarai. Vitoria. 222 páginas.
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