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Una mujer fallecida en San Blas llevaba años acumulando basura

El cadáver fue retirado ayer tras abrir una vía entre los desechos

Después de haberlo intentado durante cuatro horas el día anterior, los sanitarios lograron rescatar ayer el cadáver de Emilia Torres, de unos 70 años, que fue hallada muerta en su casa, en el distrito de San Blas, en avanzado estado de descomposición. La mujer llevaba años acumulando basura en su piso, hasta el punto de que las torres de desperdicios impidieron abrir la puerta principal y sacar el cuerpo el domingo. Los sanitarios entraron en la casa con trajes especiales para proteger su salud.

La cantidad de basura acumulada era tal que los técnicos decidieron esperar 12 horas para extraer el cuerpo del domicilio. Hace ya dos días que los vecinos, cansados del fuerte olor que desprendía el domicilio de Emilia Torres, llamaron a la policía. Ésta se desplazó junto a los bomberos al lugar, en la calle de Porcelana número siete, pero se encontraron una sorpresa. Lograron abrir la puerta, pero no ir más allá.

La montaña de basura acumulada superaba los dos metros de altura y bloqueaba la entrada. Los bomberos accedieron por una terraza de la parte trasera y encontraron el cadáver de Torres, única habitante de la vivienda. Estaba en una habitación, caída en el suelo -"hasta la cama estaba llena de basura", explicó un portavoz de Emergencias Madrid-, medio enterrada entre desechos. Por su avanzado estado de descomposición, llevaba muerta "al menos un par de semanas", según el portavoz. Torres era natural de Dos Barrios (Toledo).

Los vecinos no hablaban de otra cosa ayer. "Todos la conocíamos", contó Juana, vecina del primero izquierda. Llevaba "más de 40 años" en la casa -"como todos"-, en una zona obrera de Madrid construida en los años sesenta, con inmuebles bajos, todos iguales y en idéntica disposición. Casi todos se conocen en el barrio. Juana cuenta que Torres "era rara". Vivía sola, no tenía hijos y rechazaba cualquier tipo de relación con sus vecinos e incluso familia.

Sí tuvo marido, aunque se marchó de casa -"o le echó"- hace muchos años. Desde entonces, la soledad. Casi nadie la había visto en el último medio año. Sólo salía de madrugada para buscar basura en los contenedores, que llevaba a casa con discreción. Durante el día, se recluía en su domicilio. Torres rehuía a sus vecinos e increpaba a quien se acercaba a su piso. Sus compañeros de portal recuerdan que en repetidas ocasiones intentaron ayudarla, llamar a los servicios sociales, pero siempre rechazó cualquier acercamiento y lo dejaron por imposible. "No se podía ni llamar a su puerta", cuenta Juana. Sus únicos familiares, desplazados hasta el domicilio, confirmaron que no se quería relacionar con nadie, incluidos ellos.

En el Ayuntamiento conocían a Torres. Fuentes de los servicios sociales cuentan que la mujer, que nunca trabajó, tenía una pensión no contributiva y solicitó ayuda en dos ocasiones, en 1990 para pedir dinero y, en 2002, para ingresar en una residencia. Los servicios sociales le pidieron documentación complementaria para preparar su ingreso, pero ya nunca volvieron a saber de ella.

Trajes NBQ para entrar en la casa

El olor era ayer, cuando ya se había realizado una primera limpieza del piso, insoportable en el descansillo de portal en el que vivía Emilia Torres.

Que la fallecida sufriera el llamado síndrome de Diógenes (por el que el enfermo acumula basura en su casa) ayudó a que los vecinos no se percataran de que la mujer había fallecido, ya que el hedor era habitualmente muy fuerte en la casa. Ninguno lo denunció nunca "por pena" hacia ella.

Tan mal estaba la situación que los sanitarios del Samur no pudieron sacar a la mujer en un primer momento y tuvieron que desistir hasta ayer, después de retirar grandes cantidades de basura y abrir un corredor por el que acceder el cuerpo.

Aún así, ante el riesgo de contagio biológico que suponía, los técnicos entraron embutidos en los llamados trajes NBQ (Nuclear Biológico Químico) o antisalpicadura, según explicó un portavoz de Emergencias. Es la indumentaria que se utiliza, con tres niveles de protección, para trabajar en ambientes de posible riesgo químico o biológico.

Además del traje, que es hermético, los sanitarios llevan máscara y bombona de oxígeno. Una vez utilizados, los trajes se desechan. Después de desinfectar la casa, los servicios sociales del Ayuntamiento empezarán hoy a retirar las basuras.

Torres acumulaba desperdicios que cogía de madrugada de los contenedores, en lugar de cacharros o aparatos usados. Los vecinos de la septuagenaria recuerdan ahora que ésta solía llegar al portal cargada con varias bolsas que se veía obligada a subir hasta el tercer piso en varios viajes, ya que el inmueble no tiene ascensor.

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