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EL FUTURO DE EUROPA

Bruselas quiere menos normas para reactivar la integración de Europa

La Comisión se propone terminar con la imagen de "monstruo burocrático" de la UE

Andreu Missé

La reducción de la legislación comunitaria se va a convertir en la política central de la Comisión para sacar a Europa del marasmo tras los noes de Francia y Holanda a la Constitución europea y la práctica inactividad de la presidencia británica. La semana próxima, la Comisión Europea identificará las más de 60 normas que tiene previsto eliminar por ineficientes tras el examen de 183 proyectos de ley que están pendientes de su aprobación.

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En el horizonte inmediato, el contencioso más importante es el de las relaciones entre la UE y Turquía. Existen fundadas esperanzas de que el 3 de octubre los Veinticinco aprueben el inicio de las negociaciones. Pero hasta entonces habrá muchos regateos.

Ante tal cúmulo de incertidumbres, el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, ha optado por dar prioridad a políticas más pragmáticas. La simplificación de la regulación comunitaria para ganar competencia y liberar a las empresas de cargas inútiles pasa a primer plano. La imposibilidad de incidir en los grandes asuntos, como el de las perspectivas financieras para 2007-2013, cuya decisión está en última instancia en manos de la presidencia británica, ha forzado a Barroso a jugar en los campos en los que puede obtener resultados.

La Comisión ha puesto en primer plano los trabajos que desde principios de año realiza un grupo de expertos dirigidos por el vicepresidente y responsable de Empresa e Industria, el alemán Günter Verheugen, que analiza a fondo toda la legislación comunitaria. Esta ambiciosa "revisión" ha despertado inquietud en los grupos parlamentarios y en varios países, que tienen previsto anunciar esta semana, una vez que se conozcan con detalle, las normas afectadas.

Para Verheugen, el marco legal es determinante para la competitividad, el crecimiento y el empleo. En una conferencia pronunciada el viernes en Edimburgo, el vicepresidente señalaba que "la crisis de legitimación de la integración europea en algunos Estados miembros está en parte vinculada a la percepción pública de que la UE es un monstruo burocrático".

Aunque el equipo de expertos de la Comisión lleva revisando la legislación comunitaria desde febrero, la iniciativa ha sido un guiño a la presidencia británica. Entre sus prioridades, el primer ministro Tony Blair fijó en junio el objetivo de que "las leyes europeas sean más eficaces, teniendo en cuenta la competitividad y que no supongan cargas a las empresas y a la creación de empleo".

El equipo de expertos trabaja en un triple frente: primero, en el examen de un total de 183 normas propuestas desde enero de 2004, pendientes de su aprobación en el Consejo o en la Eurocámara. Verheugen ha anunciado su propósito de eliminar más de una tercera parte, y así lo propondrá al Parlamento esta semana. El comisario, sin embargo, ha querido dejar muy claros los aspectos positivos de la legislación comunitaria, que constituye un referente fundamental para los países candidatos y refuerzan la posición europea ante la globalización. En este sentido señaló, por ejemplo, que los estándares europeos de la industria del automóvil se aplican en China, dando así una clara ventaja competitiva a la industria de la UE.

El segundo frente es "la modernización" de toda la legislación existente, el llamado acervo comunitario, un compendio de unas 80.000 páginas que podría ser reducido a 50.000. Este proyecto se desarrollaría en el plazo de tres años. En tercer lugar se trata de asegurar que las nuevas propuestas sean necesarias y no supongan un riesgo para la competitividad.

Este ambicioso proyecto de revisión de toda la legislación de la UE afecta a aspectos importantes, como la regulación industrial, la laboral, el medio ambiente; lo que puede suponer una fuerte sacudida para el andamiaje jurídico comunitario y tropezar con fuerte resistencia.

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