"Debo atraer a los huracanes"

En la puerta del hotel Hilton de Houston, Bill, que tuvo que evacuar su casa de al lado de Nueva Orleans hace un mes ante la amenaza del huracán Katrina, ha vuelto a huir debido al Rita. Bill, que recibe en el rostro las primeras acometidas de viento del huracán, ha bajado a la calle porque no resiste más en la habitación. Tiene 59 años y es profesor en un colegio.

El sábado 27 de agosto hizo caso, como mucha gente, a las recomendaciones de evacuación y dejó su vivienda de Metairie, al lado de Nueva Orleans. Se fue con su mujer a la casa de unos amigos, cerca de Houston. Diez días después volvió, para rescatar algunos muebles y recuerdos y para inspeccionar daños: "La casa no estaba tan mal como otras, pero el olor era terrible: todo lo que había en la nevera y el congelador estaba podrido". Cuando esperaba el permiso para la vuelta definitiva, Rita entró en escena, y Bill y su mujer, además de los amigos con los que estaban, tuvieron que dejar la casa. "Debo atraer a los huracanes", bromea con resignación, a punto de cumplir un mes fuera de casa.

Bill, que cree que Tejas ha organizado mejor las cosas "porque el Katrina fue una gran lección de lo que hay que hacer y lo que no", rechaza el reparto de culpas establecido: "Nadie pensó que el Katrina iba a tener las consecuencias que tuvo".