Cena de fiesta mayor
Barcelona remata un intenso día de la patrona con un banquete multitudinario en el paseo de GràciaEl arzobispo de Barcelona alude en la misa a las cuestiones que han puesto en jaque a la Generalitat y al Ayuntamiento
Mesas, sillas, manteles... Cena de fiesta mayor que ayer estrenó la Mercè a propósito de la celebración del Año de la Gastronomía. Una imagen inédita en el paseo de Gràcia, que acogió a 1.200 comensales.
La mañana de fiesta mayor sucedió a una intensa noche de conciertos en el centro de la ciudad y en el abarrotado territorio del Fórum. La explanada de acceso era lo más parecido a un hormiguero buena parte de la noche, una estampa que no se vio durante el acontecimiento. Ni siquiera en sus buenos días, ahora hace justo un año. Avalanchas de personas salían de la estación de Maresme-Fórum y el Trambesòs enganchó dos convoyes para transportar a más pasajeros. El metro transportó a 200.000 viajeros -que validaron billetes- entre las diez de la noche y las ocho de la mañana, y las estaciones que registraron retenciones -con andenes repletos- fueron las de Barceloneta y Maresme-Fórum, ambas de la línea 4.
Las multitudes se repitieron en el centro de la ciudad, donde otra vez proliferaron lateros, tanto inmigrantes como jóvenes autóctonos. La noche concluyó sin que se produjeran incidentes destacados, salvo la intervención de la policía en la estación de metro de Maresme-Fórum para evacuar a un hombre ebrio, según señalaron fuentes de TMB. Las brigadas de limpieza volvieron a emplearse a fondo al término de los conciertos para que el estado de las calles por la mañana fuera aceptable. Y lo mismo ocurría ayer, a mediodía, en la plaza de Sant Jaume, donde los barrenderos retiraban las botellas de agua del suelo cuando aún no había terminado la exhibición castellera: "Damos más vueltas que un tiovivo", resumió, escoba en mano, un trabajador de BCN Neta.
Fue un día de la Mercè clásico: arrancó con la misa a la patrona. Después, jornada castellera. Y gente por todas partes: en las actividades de la Ciutat de les Persones, en el paseo de Gràcia; en las sardanas de la plaza de la Mercè, y en la tradicional cabalgata, que este año, además de los gigantes, tuvo como invitados especiales a personajes literarios, como Don Quijote, con motivo del Año del Libro.- Manteles en el paseo de Gràcia.
El paseo de Gràcia se convirtió ayer en la mayor mesa de Barcelona, vestida, eso sí, con los mejores manteles. Seis maestros de los fogones, premiados con siete estrellas (sumadas) de la Guía Michelin, cocinaron para los 1.200 barceloneses que acudieron a este enorme comedor.
Ayer a media tarde casi ya no quedaban entradas para la cena. El principal aliciente era un menú que reproducía la clásica comilona de fiesta mayor: de primero, embutidos, canelones y ensalada; de segundo, asado de muslo de pato, pollo de corral y pilota, y para acabar, pijama, tortell de cabello de ángel y postres de músico. Platos tradicionales para una ciudad que este año rescata sus raíces culinarias con la celebración del Año de la Alimentación, la Cocina y la Gastronomía. El Ayuntamiento ya estudia la posibilidad de fijar la cena -"que se hacía durante la República", comentó Jordi Portabella- en los programas de la Mercè de los próximos años.
Para preparar la cena popular, el viernes por la noche ya se cortó el tráfico en la zona central del paseo. Se emplearon los 200 metros que separan las dos manzanas de las calles de Provença y Còrsega para permitir la circulación de los camareros que sirvieron a los comensales. Los números que ayer manejaba Roser Torres, una de las organizadoras de la cena, daban fe de las dimensiones del banquete: 140 camareros, 60 cocineros, 6.000 platos y 300 kilos de cebollas, por ejemplo.
Los organizadores de la iniciativa -el Ayuntamiento, Turismo de Barcelona y la empresa GSR-Produccions de Gastronomia- reunieron para el acto a varias estrellas Michelin: Jean Luc Figueras, Ramon Freixa, Carles Gaig, Nando Jubany, Fermí Puig y Joan Roca, este último con dos estrellas de la guía. Los seis cocineros elaboraron el menú, que se preparó en el restaurante de Mas d'Osor de Viladrau (Osona). Los gremios barceloneses aportaron su parte de la cena y elaboraron el pan y las pastas, y el chocolatero Enric Rovira se encargó del chocolate, que reproducía los azulejos del paseo de Gràcia.
- Bendiciones a los políticos.
El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, bendijo ayer a los políticos que "están realizando la reforma del Estatut" y apeló a la ciudad de la "solidaridad, el civismo, la justicia y la caridad" durante la homilía que pronunció en la basílica de la Mercè.
En un templo lleno hasta la bandera y en el que apretaba el calor, el arzobispo se dirigió al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall; a toda la corporación municipal, encabezada por el alcalde, Joan Clos, y a las autoridades militares, durante la tradicional misa de fiesta mayor. Sistach no eludió referirse a las dos cuestiones que marcan la actualidad barcelonesa y catalana: el civismo y la reforma del Estatut. Durante la homilía, el arzobispo también tuvo palabras para "los nuevos retos que afronta la ciudad", como "el acogimiento de los inmigrantes". La celebración religiosa finalizó con el tradicional séquito de autoridades desde la basílica hasta la plaza de Sant Jaume, un paseo que transcurrió sin incidentes. Durante el recorrido, las autoridades saludaron a los presentes e incluso se detuvieron a saludar a algún familiar, como hizo el presidente Maragall al encontrarse a su hija y su nieta.Terminada la ceremonia, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, se mostró relajado y satisfecho de la marcha de la fiesta. "Hemos conseguido una excelente síntesis, la gente ha utilizado el transporte público, la ciudad está limpísima y la apertura del espacio del Fórum ha funcionado y ha logrado descongestionar la fiesta", se congratuló. "La asistencia es masiva a todas horas y por todas partes, por lo que no podemos destacar nada más que la absoluta tranquilidad", concluyó.
- Puertas abiertas en museos
Los museos municipales abrieron ayer sus puertas. Las dos exposiciones del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) recibieron 3.303 personas. La exhibición Orient vist d'Occident -que concluye hoy- ha sido la más visitada. Otros museos importantes, como el Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y el Miró, fueron visitados por cerca de 5.000 personas (generalmente, el público suele aprovechar la subida a Montjuïc para interesarse por ambos centros). El Jardín Botánico y el Instituto Botánico también fueron de libre acceso ayer, y más gente de la habitual, 600 personas, acudió a observar el remozado jardín, situado en la zona más alta de Montjuïc. Pero el que más visitas recibió fue el Museo Marítimo, situado en las Drassanes, con más de 5.600 visitantes, atraídos por la nueva exposición, Un día en Pompeya, entre el Vesubio y el Mediterráneo.
- 141 preguntas.
Con el ánimo de retomar el pulso al formato que cuajó más de los Diálogos del Fórum 2004 -en los que el público intercambiaba preguntas e información con diferentes expertos-, se organizó en la plaza del Rei una charla con el científico Tomàs Molina acerca del recalentamiento del planeta. El también presentador de la previsión meteorológica de TV-3 afirmó que el cambio climático es una realidad que "va a ser brusca porque se va a producir en pocas décadas". El público preguntó acerca de la sequía en Cataluña y Molina contestó que las regiones de la Tierra que se hallan a 40 grados de latitud -las que están entre las zonas desérticas y las regiones lluviosas- son las que más tensiones van a sufrir, por lo que convienen nuevas políticas de planificación. Molina dijo que el Centro Hatley de EE UU está calculando en qué medida la acción del ser humano está cambiando el clima. "En ese país", señaló, "muchos piden que para mitigar los efectos del cambio se empiece a cumplir con tratados como el de Río de Janeiro".
- Tiendas abiertas.
Días de fiesta, pero no del todo, porque las tres jornadas festivas comerciales, además de provocar cierta polémica en algunos sectores y gremios, no fueron guardadas exactamente por todos los establecimientos y ayer en las calles del Eixample y Ciutat Vella se podían ver pequeños comercios de alimentación con las puertas abiertas. Lo mismo ocurría con alguna tienda de confección y artesanía próxima a la plaza de Sant Jaume.
Esta información ha sido elaborada por Clara Blanchar, Eloy Pardo y Lluís Pellicer.
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