Mueren los dos ocupantes de una avioneta al caer el aparato en una plaza de Badia
El piloto logró en el último instante evitar el impacto contra un bloque de pisos
El piloto Roger Miralles, de 36 años, y el fotógrafo Sergi Díaz, de 30, murieron ayer al estrellarse su avioneta junto a una plaza pública y un parque infantil, y frente a unos bloques de viviendas, en Badia del Vallès. Poco antes de precipitarse al suelo, los ocupantes del aparato, que pudieron evitar el impacto con las casas, hicieron ademanes con los brazos para que la gente se apartara. La avioneta, de la empresa de fotografía áerea Paisajes Españoles, acababa de despegar del cercano aeropuerto de Sabadell cuando el piloto se percató de que tenía una avería y decidió regresar.
El de ayer no es el primer accidente en una de las poblaciones próximas al aeropuerto de Sabadell. Los alcaldes de la zona exigen desde hace años el traslado de las instalaciones aeroportuarias por la proximidad a sus localidades, y los vecinos se quejan del peligro que comporta vivir cerca de un aeroclub como el de Barcelona-Sabadell.
Las causas del siniestro se desconocían ayer. Fuera lo que fuera lo que falló en el aparato, su piloto decidió regresar, pero la avioneta no pudo alcanzar las cercanas pistas. Cuando el piloto vio que iba directo hacia unos bloques de nueve pisos de altura, "sacó el brazo por la ventana e hizo ademanes para que la gente se apartara, rozó un árbol y cayó en picado. No salía fuego, sólo humo, y olía a gasolina. Todo fue muy rápido y los bomberos llegaron enseguida", explicaba Enrique Budia, vecino de Badia.
Larga experiencia
Otras personas fueron testigos sobrecogidos del accidente desde los balcones de sus casas. Vieron cómo caía a pocos metros del portal de su vivienda la avioneta, una Robin de dos plazas. Alfredo Martínez bajó enseguida "a ver si estaban vivos los tripulantes" "Pero sólo vi uno, con una camisa naranja, salía mucho humo y no me atreví a acercarme", añade. Una mujer tuvo que ser atendida al sufrir una crisis de ansiedad.
El impacto fue brutal. Ni el piloto ni su acompañante, que tenían que realizar una serie de fotografías áreas para la Administración, salieron con vida. Murieron en el acto. De la avioneta quedó un amasijo de hierros. Fue un vecino, uno de los muchos testigos directos de la tragedia, el que avisó al 112 cuando pasaban ocho minutos de las doce del mediodía.
Piloto y fotógrafo tenían, según la consejera de Interior, Montserrat Tura, una dilatada experiencia en viajes, tanto en avioneta como en helicóptero. "Posiblemente", aseguraba ayer Tura, "han hecho todo lo posible para aterrizar y para que no resultase afectado ninguno de los bloques de pisos, que conocían perfectamente porque estaban acostumbrados a fotografiar espacios urbanos como éste". Sobre las reiteradas protestas de vecinos y alcaldes sobre la ubicación del aeropuerto de Sabadell y de los peligros que comporta, Tura aseguró que las infraestructuras aeroportuarias catalanas son seguras. "Mucha gente muere en la carretera y nos parece de lo más normal", sentenció.
No es la primera vez que una avioneta se estrella en una de las poblaciones vecinas del aeropuerto de Sabadell. En los últimos años, un piloto murió al estrellarse su aparato en Barberà del Vallès. Tampoco pudo salvar la vida el que cayó muy cerca de una gran superficie comercial en Sant Quirze del Vallès. Tuvieron más suerte los que, en junio de 2002, realizaron un aterrizaje forzoso en plena C-58, golpeando en su caída el techo de un Fiat I.
Una nota oficial del Aeroclub Barcelona-Sabadell precisaba anoche que la seguridad del entorno del aeropuerto está muy por encima de la que tienen otro tipo de "actividades laborales, sociales y deportivas, como puede ser la manipulación de productos tóxicos o peligrosos, el transporte de mercancías en vehículos pesados y la utilización del coche en desplazamientos personales". Según la citada nota, "en los últimos 80 años de operaciones en el aeródromo, nunca se ha producido un accidente en el que haya habido que lamentar víctimas no relacionadas directamente con la operación de vuelos".Tan sólo hay entre dos y tres kilometros entre las pistas de aterrizaje del aeródromo y las poblaciones Sant Quirze, Badia y Barberà del Vallès. Sobrevolar los núcleos urbanos de Badia y Sant Quirze está prohibido, los pilotos deben enfilar directamente por la vertical de la autopista C-58. Pero según el alcalde de Badia, el socialista José Luis Gimeno, esto "es algo teórico que no se cumple".
El aeropuerto de Sabadell se construyó en 1931, más de 40 años antes de que existiera el municipio que gobierna Gimeno. Badia, Sant Quirze y Barberà llevan años reclamando que el aeropuerto cambie de ubicación, ya que prácticamente está rodeado de zonas urbanas. Hoy representantes de los tres municipios se reunirán para consensuar próximas acciones. "Sería lo más razonable que cambiara de sitio, pero eso, que depende del Ministerio de Fomento, hasta el día de hoy no lo hemos conseguido. Ha habido algunas conversaciones, pero negociar con AENA es imposible", señala el alcalde de Badia.
Ver la cara de los pilotos
Que los vecinos están hartos de que los aviones pasen tan cerca de sus ventanas era ayer algo muy obvio en las calles de Badia, ya que era el comentario recurrente de todos los viandantes. Sólo con pasearse por las calles de la localidad se oían sus quejas a cad paso. Los vecinos llevan años reclamando que el aeropuerto de Sabadell se traslade a otro lugar.
Cristina Moreno, vecina de Badia, iba a buscar ayer al mediodía a su hermano cuando oyó un enorme ruido. "Fui corriendo, quise ayudar, pero salía mucho humo", explicaba. Para ilustrar lo próximas a las viviendas que vuelan algunas avionetas, Cristina Moreno añadía: "Vivo en un noveno y a veces puedo ver perfectamente las caras de los pilotos desde mi ventana".
Según el presidente de la Asociación de Vecinos de Badia del Vallès, Andrés Llantado, "hay movilizaciones contra el aeródromo desde 1978. Algún día tenía que ocurrir. Las avionetas pasan muy cerca de los pisos en vuelos muy bajos".
Ayer a última hora de la tarde unos 300 vecinos se concentraron ante el Ayuntamiento de Badia para exigir una solución a los problemas que les ocasiona vivir en las proximidades del Aeroclub Barcelona-Sabadell.
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