Merkel trata de superar su imagen de perdedora

Los análisis posteriores a las elecciones coinciden en considerar a la presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Angela Merkel, de 51 años, como perdedora y se especula con su continuidad al frente del partido si no consigue formar una mayoría capaz de llevarla a la cancillería. Merkel intenta reforzar su debilitada posición dentro de las propias filas y hoy se presenta a la reelección como jefa del grupo parlamentario democristiano (CDU/CSU).

Casi al mismo tiempo que Merkel comparecía ojerosa y con gesto triste ante la prensa se publicó ayer que su candidato para el Ministerio de Hacienda, el profesor Paul Kirchhof, puso fin a su breve carrera política y regresa a su cátedra y tareas de investigación en la Universidad de Heidelberg. Tal vez piense ahora Merkel que Kirchhof nunca debiera de haber salido de su vida académica. Con su elección como futuro ministro de Hacienda se metió Merkel un gol en propia meta al servir en bandeja a Schröder y un SPD la oportunidad de plasmar en una persona la frialdad social y el desmantelamiento del Estado de bienestar.

"El catedrático de Heidelberg" pasó a ser una constante en todos los mítines e intervenciones de Schröder ante las cámaras. El canciller consiguió convencer a muchos votantes de que "82 millones de alemanes no pueden convertirse en conejillos de indias del catedrático de Heidelberg".

Merkel intenta salvar los muebles del desastre, tras haber dilapidado una ventaja demoscópica de 13 puntos. Se refiere Merkel a la necesidad de "un Gobierno estable para el país", pero no se vislumbra cómo podría conseguir ella una mayoría para ser elegida canciller. Como el presidente del SPD, Franz Müntefering, también Merkel escribió a todos los partidos democráticos con la propuesta de conversar para formar una coalición. Los Verdes, por boca de su líder Joschka Fischer rechazaron ayer la posibilidad de formar Gobierno con ella.

Tras su fracaso en las urnas, Merkel transmite la sensación de estar más abandonada que nunca en medio de la jungla política alemana. Los directores de cuatro institutos demoscópicos, que ayer comparecieron en Berlín para tratar de justificar el desastre de sus predicciones, no ofrecieron ninguna explicación plausible para la caída en unas 48 horas de la intención expresada de votar por la CDU/CSU de un 42% en los sondeos a poco más de un 35% en las urnas. Algunos datos resultan reveladores de que la democracia cristiana (CDU/CSU) no puso toda la carne en el asador en la campaña. En Baviera, el país del líder del partido hermano, Edmund Stoiber, la CSU cosechó 820.000 votos menos que en las elecciones de 2002. Claro que entonces el candidato democristiano era el primer ministro Stoiber.

Problema de arraigo

En Renania del Norte-Westfalia, con 18 millones de habitantes, el Estado más poblado de Alemania, la CDU ganó las elecciones regionales el 22 de mayo con un 44,8% y desencadenó así la disolución del Parlamento Federal (Bundestag) y la convocatoria anticipada de las federales. La CDU sólo obtuvo el domingo un 40% y 400.000 votos menos respecto a las federales de 2002. El arraigo, como se demostró con Stoiber, es un factor importante en las elecciones alemanas. Stoiber arrasó en el sur de Alemania el 2002 y Merkel resultó que no era ni de aquí ni de allá. Vivió Merkel 35 años en la difunta República Democrática Alemana, pero su fulgurante carrera en el Oeste a la sombra del patriarca Helmut Kohl la desarraigó.

Los alemanes del Este, los ossis, no la perciben como una de los suyos. Los del Oeste, tampoco. Por añadidura le falta a Merkel biografía demócrata cristiana por mucho que se empeñe en citar a los grandes iconos del partido Konrad Adenauer y Ludwig Erhard.

Coinciden los analistas políticos en destacar que Merkel ha salido "extremadamente debilitada" de la las elecciones. El politólogo Jürgen Falter declaró al Tagesspiegel de Berlín que Merkel cometió muchos errores y destaca el anuncio de subir IVA sin conseguir explicar al mismo tiempo las ventajas que esto aportaba para la reducción de costos no salariales. Además, la convocatoria a Kirchhof y soltarlo sin una preparación adecuada a luchar ante la opinión pública.

Falter cree que todavía no hay nadie en la CDU que se anime a "asesinar al rey. Esto sólo ocurriría si ella se decidiera a abandonar". Otro analista, Franz Walter, declara a Spiegel Online: "Merkel es la perdedora de esta elección a los ojos de los ciudadanos y también en sus propias filas. Todos esperaban una victoria clara. En el propio partido ha sufrido una pérdida enorme de autoridad".

En cambio Friedrich Nowottny, un veterano periodista de la televisión ya jubilado que reapareció para las elecciones con su agudeza de siempre, cree que la cobardía de los que rodeaban a Kohl ayuda a Merkel a sostenerse. Ayer, a la pregunta de si seguiría en la presidencia de la CDU si no llega a canciller Merkel respondió que el congreso del partido la ha elegido para dos años. Hoy en su propio grupo parlamentario tendrá Merkel ocasión de medir sus fuerzas.