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El milagro del aceite en el Hanukah

Ginés Donaire

El aceite de oliva es uno de los productos que mejor se ha heredado de la cocina sefardí. Bernardo Jurado, presidente de la Asociación Amigos de los Castillos y un apasionado de la gastronomía, recordó ayer el papel que jugó el aceite en el Hanukah, también conocida como fiesta de las luces de los judíos. El Hanukah conmemora la victoria y la reconsagración del templo profanado por los sirios helénicos que vencieron un pequeño grupo de judíos, dirigidos por Judas Macabeo. Tras su victoria se dirigió al templo saqueado, incendiado y profanado. Todas las lámparas de aceite habían sido contaminadas con sustancias repugnantes a la fe judía, a excepción de un pequeño candil que contenía el aceite de oliva puro consagrado, pero del que sólo quedaba una cantidad para quemar durante un día. Sin embargo, los judíos prendieron el candil y duró ocho días, dando tiempo así a que los sacerdotes limpiaran y purificaran el recinto del templo de Jerusalén.

Ahora, en las casas judías el milagro del aceite se simboliza prendiendo ocho luces y se recuerda también en la cocina con la abundante cantidad de aceite que se utiliza para freír las delicias del Hanukah.

Bernardo Jurado, que ha sido el ganador del concurso para elegir el dulce oficial de las ciudades españolas incluidas en la Red de la Judería, calificó a la cocina sefardita como "sensual, aromática y colorista". A su juicio, la más clara influencia de la cocina sefardí sobre la española es el famoso estofado de carne que, según subrayó, procede de la antigua adafina del Sabat, el día que los judíos dedican a descansar y a alimentarse espiritualmente. Otros platos muy similares son la olla podrida (con la excepción de que se guisa con grasa de cerdo) o el almodrote de berenjena, convertido en el plato más popular de los judíos en Estambul. Las empanadas, la ajada (sal de ajo), los marunchinos y las almendradas (pasteles de naranja y almendras y pastitas de huevo) son otros ejemplos de las raíces ibéricas de la cocina sefardí.

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