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ESTA SEMANA
Columna
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Escándalo inoportuno

EL escándalo estallado en el ayuntamiento de Camas (Sevilla) no ha podido ser más inoportuno. El supuesto intento de compra del voto de una concejala no adscrita para que apoyara determinadas operaciones urbanísticas que investiga la policía ha pillado a contrapié a los partidos a los que pertenecen o están ligados los implicados en este asunto como son IU, PP y PA. En cuanto a los izquierdistas, esta semana pretenden dar carpetazo al problema. Diego Valderas reúne a la dirección de su formación con el alcalde de la localidad, Agustín Pavón para ver qué medidas tomar. Ya es tarde puesto que Madrid ha decidido su expulsión. No caben matices, tal y como lo reclamaba desde un primer momento la portavoz de IU en el Parlamento, Concha Caballero al pedir la inmediata baja del edil sin tener que esperar a conocer lo que decidiera la policía o los jueces. Tanto Valderas como el responsable provincial de esta formación en Sevilla, Sebastián Martín Recio se han visto claramente desbordados por los acontecimientos.

Lo del PP resulta aún más grave. No sólo han tardado en reaccionar sino que, además, ha acrecentado las dudas al moverse, inicialmente, con pies de plomos. El afectado es el primer teniente de alcalde y diputado provincial, Antonio Enrique Fraile, hombre de absoluta confianza del presidente de este partido en la provincia de Sevilla, Ricardo Tarno. Los populares podrían haber recurrido al sabio consejo de Isidoro Beneroso, el líder de la plataforma que ellos impulsan, Andaluces por el Cambio, para salir del atolladero dado sus amplios y profundos conocimientos que posee en torno al negocio inmobiliario. Pero ni por esas. Javier Arenas se puso de perfil y, lejos de pedir que rodaran cabezas y la puesta en marcha de comisiones de investigación, se mostró más prudente que nunca poniendo por delante al mismo Tarno para que diera la cara, bastante tiene él con presentar la nueva imagen del partido como para liarse en esas cuestiones un tanto turbias. Y eso que el PP siempre ha considerado la comarca del Aljarafe, en donde se sitúa Camas, como una zona estratégica para doblegar la hegemonía socialista en Sevilla. Para colmo, todo sucede apenas unos días después de presentar un código ético que la realidad se ha encargado de desvirtuar por completo.

Ha sido, igualmente, tremendamente inoportuno para el PA, de Julián Álvarez. La suerte que ha corrido el concejal José del Castillo ha marcado el camino a seguir para aquel otro que goce de la condición de edil independiente bajo las siglas andalucistas. De inmediato, el partido se desmarcó de él ahora que vienen mal las cosas y no, precisamente, cuando se configuraba un gobierno municipal en base a una extraña confluencia de partidos, todos contra el PSOE. Por cierto, que dicha convergencia tiene que ser tal que Pavón no hace más que aparecer en las fotos cogido del brazo, tan izquierdista él, de los concejales del PP, y compareciendo ante los periodistas a lo "Lopera", esto es, arropado por sus más fieles hinchas que no dudan en abroncar a los informadores a la primera que se tercie. Pero los andalucistas han de ir con más cuidado si cabe. Sobre todo si se tiene en cuenta que no hacen más que salirles granos, como el de Marbella. Los contrincantes de Álvarez recuerdan ahora, maliciosamente, que el apoyo de los ediles de la Costa del Sol fue decisivo para que él pudiera llegar a la secretaría general así como el de otras agrupaciones, fundamentalmente, del litoral ,municipios marcados, también, por una enorme tensión urbanística.

Igual de sorpresiva ha sido la actitud de los socialistas. Optaron por mantener un perfil bajo hasta que el presidente de la Junta, Manuel Chaves, se desmelenó en Huelva arremetiendo contra lo que llamaba doble moral de los partidos implicados en el embrollo. Se entraba de lleno en un cuerpo a cuerpo que, sin duda, está abocado a interesantes episodios a medida que se conozcan más detalles de la investigación.

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