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El frenazo alemán replantea la eficacia de las reformas

Las perspectivas de la economía alemana chocan siempre con la misma piedra: la debilidad del consumo. Alemania es una de las mayores potencias exportadoras del mundo, pero su población no consume. El FMI había apostado en sus recientes estudios por una recuperación de la economía alemana en 2006. Sin embargo, en cuatro meses, ha renunciado a esa esperanza. El Fondo creía que el efecto de las reformas de los últimos cuatro años se harían sentir el próximo año. Hay que olvidarlo.

¿Qué está pasando? Las causas que explican el boom exportador alemán son las mismas que en cierto modo fomentan su estancamiento. Los productos alemanes se venden en los mercados mundiales por una razón: son muy competitivos. ¿Y cómo han conseguido esto las empresas exportadoras? Porque el Gobierno de Gerhard Schöeder ha puesto en práctica reformas laborales que han permitido reducir el coste de la mano de obra (los famosos costes laborales unitarios).

En otros términos, la flexibilidad del mercado laboral ha permitido crear un auge económico exportador, sin proyectarlo hacia el conjunto de la economía. Porque aquellos de los cuales ello dependía (los consumidores) están ahora más inseguros en su trabajo y en lugar de gastar, ahorran. Entre 2000 y 2003, el ahorro subió un punto, del 9,7% al 10,7%.

"Soy más cauteloso que el resto de los economistas a la hora de prescribir un boom masivo a partir de las reformas puestas en práctica en Alemania. A corto plazo no es así y tengo mis dudas sobre el largo plazo", señala Brad Setter, un economista que realiza estudios para el FMI.

Un estudio de varios economistas para el Nacional Bureau of Economic de Estados Unidos afirma que "los cambios políticos son estadísticamente importantes predictores de las aceleraciones....Pero las aceleraciones de crecimiento son muy poco predecibles y no tienen relación con los determinantes convencionales".

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