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ELECCIONES EN ALEMANIA

El Partido de la Izquierda pierde fuerza

El Partido de la Izquierda, resultado de la fusión de los poscomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS) y los disidentes socialdemócratas y sindicalistas de la Alternativa para el Trabajo y la Justicia Social (WASG), pierde fuerza cuando faltan 48 horas para las elecciones en Alemania. Del 13% que llegaron a pronosticarle los sondeos a finales de julio ha caído a un 7%.

El Partido de la Izquierda es una extraña criatura que se ha convertido en un elemento desestabilizador capaz de impedir la formación de una mayoría sólida en el futuro Parlamento Federal (Bundestag). Tómense unos tres cuartos del poscomunismo del PDS con sólido arraigo en el Este de Alemania. Añádase a esto un cuarto del desencanto expresado en la WASG con la política de recortes sociales del canciller Gerhard Schröder. Sazónese la mezcla con una buena dosis de populismo izquierdista. Colóquese encima, como guindas, los egos de dos políticos, Gregor Gysi para el Este y Oskar Lafontaine para el Oeste, dotados de elevado talento retórico y fuertes dosis de demagogia. Con la mezcla de estos ingredientes se logra el Partido de la Izquierda, al que las encuestas conceden un 7% de votos que podrían impedir una mayoría parlamentaria capaz de sostener un gobierno estable.

Baja Lafontaine

Todos juran que bajo ningún concepto formarán coalición de gobierno con el Partido de la Izquierda. Sus votos serían, según esto, votos perdidos. Muchos votantes parecen haber tomado conciencia de ello. A medida que avanzaba la campaña la intención de voto por el Partido de la Izquierda se ha reducido a casi la mitad. También se atribuye el descenso a la figura de Lafontaine, el izquierdista cuyo estilo de vida superburgués ha provocado escándalo y críticas.

Lafontaine fue presidente del SPD y ministro de Hacienda en la primera legislatura de Schröder hasta que en marzo de 1999 tiró la toalla y dimitió de todos sus cargos en el Gobierno y el partido. Asegura Lafontaine que el SPD traicionó sus principios y tras la convocatoria anticipada de elecciones devolvió el carné del partido e ingresó en la WASG. Muchos aseguran que ahora Lafontaine actúa por deseo de venganza contra su antiguo amigo Schröder.

El Partido de la Izquierda se ha convertido en receptor del voto de la bronca y el desencanto, incluso de sectores de la ultraderecha. En el Este, su intención de voto se sitúa a la misma altura que la de los democristianos (CDU) y socialdemócratas (SPD), en torno al 30%. A la sólida base de los poscomunistas en el Este se ha unido los votos de la WASG en el Oeste, que se perderían al no poder superar la barrera del 5% que da derecho a tener escaños en el Bundestag.

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