SOS Racismo pide que se anule la expulsión de un joven marroquí
La organización SOS Racismo pidió ayer que se anule la expulsión, prevista para hoy, del joven marroquí de 19 años Otman Salhi. Con la Ley de Extranjería en la mano la orden es legal, pero la ONG ha querido denunciar el caso porque, destaca su portavoz, Begoña Sánchez, "pone de relieve el drama humano que hay detrás de los números de extranjería".
Otman Salhi llegó a Cataluña con 14 años y permaneció bajo la tutela de la Generalitat hasta que cumplió los 18. El joven disponía entonces de permiso de residencia y trabajo, pero vivió en la calle, explica SOS Racismo. La primera vez que la ONG tuvo conocimiento de su existencia fue en noviembre del año pasado, cuando el joven fue víctima de una agresión racista, presuntamente por parte de un agente de seguridad privada, en la estación de Ferrocarrils de la Generalitat de Sant Boi. El caso está pendiente de juicio.
Las consecuencias la agresión fueron fatales: al círculo de exclusión se sumaron secuelas nefastas para su salud mental, como desorientación y persistentes dolores de cabeza. Todavía en la calle, Salhi delinquió e ingresó en la cárcel de la Trinitat. Sus papeles caducaron durante su paso por prisión.
Sin ninguna causa pendiente y de nuevo en la calle, el joven fue detenido el 30 de agosto y trasladado al centro de internamiento de la Verneda. Su abogada de oficio ha recurrido la orden de expulsión. Y SOS Racismo ha solicitado al Defensor del Pueblo que se detenga. "Pero la cosa pinta mal", reconoce la portavoz. "Este caso revela que algo falla. Aunque sea con papeles, no siempre un chaval de 18 años está preparado para salir de la marginalidad. Y no creemos que en Marruecos su situación mejore", concluye Sánchez.
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