Chernóbil
Asistimos globalmente a una intensa campaña que trata de lavar la cara de la energía nuclear. Esa campaña no respeta ni la verdad, ni a las víctimas de los accidentes nucleares. Sólo en este contexto puede explicarse la manipulación sobre los datos del número de víctimas del accidente de Chernóbil que ha realizado la pronuclear Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), y que ha recibido amplia cobertura en EL PAÍS.
Lo cierto es que la AIEA ha reducido el número de afectados por la radiactividad emitida tras el mayor accidente nuclear de la historia a 600.000 personas, y a 4.000 el número de muertes. Sin embargo, solamente el número de liquidadores (personas que trabajaron en la central para paliar los daños del accidente) ascendió a un millón, de los cuales, y según fuentes científicas rusas, han muerto ya unos 100.000, lo cual nos puede dar idea de hasta qué punto los datos de la AIEA resultan increíbles.
La contaminación de Chernóbil afectó a millones de personas en toda Europa, ya que la nube radiactiva se extendió desde Rusia hasta la Península Ibérica.
Desde Greenpeace hemos exigido a la AIEA que, por respeto a la verdad y a las víctimas rectifique su comunicación y exponga la verdad sobre el accidente de Chernóbil, su número de víctimas y sus daños sobre el medio ambiente.
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