La Diada del Estatut

Cataluña conmemoró ayer su Diada del Onze de Setembre con un acto oficial en el que se izó solemnemente la senyera y se interpretó una nueva orquestación de su himno nacional, Els segadors, realizada por Antoni Ros Marbà. En una mañana radiante, unas 15.000 personas asistieron al acto, en el parque de la Ciutadella, en el que Maria del Mar Bonet interpretó Lo pi de Formentor; el tenor José Carreras emocionó con L'emigrant y la cantante catalana de flamenco Mayte Martín interpretó, en castellano, Vidalita.

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, se mostró convencido de que este Onze de Setembre, quedará "marcado como el del Estatut" y consolida la "dignidad institucional" en la conmemoración oficial, modificada por su Gobierno desde el año pasado, tras los 24 años de gobiernos de Convergència i Unió (CiU).

Artur Mas asegura que habrá reforma estatutaria porque "Convergència i Unió es decisiva"

Un sector del público, con silbatos, intenta interrumpir la actuación de la cantaora Mayte Martín

Maragall afirma que la celebración "unifica y dignifica" lo que CiU dejó en manos de los partidos

Unas 15.000 personas siguen en el parque de la Ciutadella el acto institucional del 'Onze de Setembre'

Todo salió muy bien. La bandera izada era la del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, donde en 1976 se celebró la primera Diada, semitolerada, tras la dictadura del general Franco. Se interpretó también la enardecedora versión que Rafael Subirachs hizo de Els segadors, y los mossos que custodiaron la bandera fueron muy aplaudidos.

Intransigencias

Pero la tensión con que los medios políticos viven las últimas semanas de negociaciones sobre el nuevo Estatuto de Autonomía está ahí y afloró en la jornada. El ex presidente Jordi Pujol no asistió ni al acto del parque de la Ciutadella ni a la recepción en el Parlament. Un grupo reducido de asistentes intentó boicotear con silbatos la interpretación de Mayte Martín, sin duda como rechazo al reconocimiento de la diversidad cultural de Cataluña que expresaba. Grupos radicales acusaron de traición a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), en el Fossar de les Moreres y ante al monumento a Rafael Casanova, por haber pactado con la izquierda.

El desplante de Pujol a la invitación oficial estaba anunciado desde hace una semana y constituye un inquietante indicio de que los nacionalistas de CiU basculan, dudan, entre su acreditada vocación como fuerza moderada y constitucional y la tentación de disputar el espacio político independentista a Esquerra.

Aunque este gesto de Pujol contribuye a aumentar las dudas sobre si CiU apoyará finalmente o no la reforma del Estatut, Maragall no se amilanó y afirmó a mediodía, en una declaración en el Parlament, que ha sido el Gobierno de la izquierda que él preside el que ha instaurado un modelo de conmemoración de la Diada que "unifica y dignifica", lo que los gobiernos nacionalistas de Pujol dejaron en manos de los partidos.

A la recepción oficial en el Parlament asistieron las más destacadas representaciones ciudadanas, sociales, económicas y religiosas. Unas 1.600 personas, que pudieron ver cómo Maragall, el presidente del Parlament, Ernest Benach, y los líderes de todos los partidos brindaban conjuntamente. Además de Maragall y Benach, los que brindaron fueron la socialista Manuela de Madre; Artur Mas, presidente de CiU; Josep Lluís Carod, de ERC; Josep Piqué, del PP; Joan Saura, de Iniciativa Verds, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos.

La recta final del Estatut

A estos actos asistieron también el ministro de Industria y primer secretario del PSC, José Montilla, y el presidente del Gobierno balear, Jaume Matas. A preguntas de los periodistas, Matas dijo que veía "difícil" la aprobación de la reforma del Estatuto catalán, pero cree que "al final se conseguirá". Matas explicó que visto "desde fuera, aunque con cierta proximidad", se percibe incluso con "cierta envidia" que "en Cataluña los acuerdos políticos son una práctica habitual".

Los miembros del Gobierno catalán y los dirigentes de los tres partidos de la izquierda que lo componen aprovecharon la conmemoración para presionar sobre CiU, que el martes ha de presentar una propuesta sobre el título de la financiación en el nuevo Estatut del que depende que haya o no acuerdo sobre el conjunto del proyecto.

El consejero de Economía, Antoni Castells, recordó que el Gobierno tripartito tiene "la mano tendida a CiU" para que haya un acuerdo, pero advirtió de que la insistencia de los nacionalistas en reclamar un concierto económico entre Cataluña y el Estado "es tanto como decir que no se quiere el Estatut". Carod reclamó que se abandonen "los aventurismos, la demagogia y las posiciones obstruccionistas" que a su juicio provienen en estos momentos de los "aparatos" de los partidos más que de sus líderes.

Mas, que estuvo acompañado por los dirigentes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Josu Jon Imaz y Anxo Quintana, respectivamente, hizo un llamamiento a los demás partidos para que sean "ambiciosos" y "no se queden cortos" en la redacción del Estatut. Y aseguró que "habrá un buen Estatut porque CiU es decisiva".