La nueva PAC llama a la puerta

Con casi medio siglo a sus espaldas, la Política Agraria Común (PAC) se encuentra en una encrucijada histórica. En ella coinciden la quinta ampliación comunitaria, que ha elevado a 25 el número de los países miembros de la Unión Europea; la aplicación de las reformas en la regulación agraria, y el final de la ronda de negociaciones con la OMC para abrir el mercado comunitario al internacional.

Se trata, pues, de una ocasión propicia para hacer balance del largo camino que ha recorrido hasta ahora esa política. Además, conviene mirar hacia adelante y apuntar los retos que tiene planteados todo un sistema regulatorio y de intervención que ha sido un componente esencial del proceso de integración europea. Ésta es la tarea que ha desarrollado un prestigioso equipo de académicos dirigido por José Luis García Delgado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, y M. Josefa García Grande, profesora titular de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid.

La obra comienza con el nacimiento de la PAC y explica la compleja construcción de esa política, sus objetivos y princios, para lo que analiza desde la Conferencia de Stressa, en 1958, hasta la Reforma MacSharry, en 1992 (García Delgado). A continuación estudia la aplicación y consecuencias de las reformas acometidas en el último decenio (García Grande).

El desarrollo rural como segundo pilar de la PAC es acometido por José Colino Sueiras y José M. Martínez Paz, mientras que Josefa Vega Crespo explica quiénes son los verdaderos beneficiarios de la política agraria común. Víctor Martínez Gómez, Raúl Compés López y José María García Álvarez-Coque orientan al lector sobre el impacto de la ampliación de la Unión Europea sobre la PAC, y Montserrat Millet Soler expone el complejo entramado de las negociaciones comerciales internaciones y la PAC.

Los autores constatan que el actual escenario de la PAC poco tiene que ver con el de su nacimiento. Ahora se encuentra en una situación que auguran como de final de trayecto. Para llegar a esta afirmación se apoyan en tres puntos. En primer lugar, señalan que la liberalización en el mercado mundial de productos agrarios, impulsada con fuerza desde hace más de una década, va a continuar avanzando, dentro y fuera de la UE. De ahí, y ése es el segundo punto, que la PAC de los primeros lustros del siglo XXI haya de culminar la metamorfosis de su proceso de reformas. Una PAC, afirman, que se integre en una política de desarrollo rural en consonancia con las demandas sociales y los requerimientos económicos, que pide que los agricultores sumen a sus tradicionales labores productivas -orientadas ahora hacia la oferta de calidad más que de cantidad de alimentos-, otras funciones económicas y medioambientales relacionadas con la transformación artesanal alimentaria, la potencia del atractivo turístico del paisaje rural, la defensa de la cultura campesina y la conservanción del patrimonio natural.

Consecuentemente, y ése es el tercer punto, las subvenciones y ayudas presupuestarias otorgadas al sector agrario serán, además de limitadas y decrecientes con el paso de los años, selectivas según las características de los diferentes sectores, explotaciones, modos de producción y, también, de áreas geográficas. En definitiva, una nueva PAC que está llamando a la puerta de la UE.