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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Rápido y económico

El Grandis recoge soluciones de los monovolúmenes y los breaks, y se sitúa entre ambos tipos de coche. Su planteamiento mestizo se refleja en la altura exterior y el puesto de conducción, con el asiento y el volante más bajos que en modelos similares, como el Renault Espace. Pero la posición del cambio en la consola, la visibilidad frontal y la configuración de los asientos son claramente de monovolumen.

Turbodiésel de Volkswagen

Más información
Imagen futurista y soluciones prácticas

El nuevo Mitsubishi sólo se vende con un motor 2.0 turbodiésel de VW que en este modelo rinde 136 CV. Monta un cambio manual de seis velocidades que destaca por su rapidez de manejo y buen escalonamiento: lleva las marchas cortas para sacarle el máximo partido. Este cóctel, unido a una carrocería baja y afilada, aporta unas prestaciones brillantes que le sitúan entre los monovolúmenes más rápidos de su tamaño y cilindrada: 195 km/h. y 10,8 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. Sólo le falta algo de elasticidad por debajo de 1.700 revoluciones, lo que obliga a reducir en ciudad y en carretera cuando se baja de ese régimen. Pero después tiene mucha fuerza para mover el peso cuando se va cargado, adelanta sin apuros y no se queda en las subidas. Y como se recupera bien, permite viajar con soltura en cualquier trazado sin acusar la respuesta perezosa de otros rivales.

Las virtudes del motor se completan con un consumo muy ajustado: gasta menos de ocho litros en conducción suave, apenas pasa de nueve cuando se estiran más las marchas y se mantiene por debajo de 10 en tráfico urbano.

Estable y manejable

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La comedida altura de la carrocería ayuda a ofrecer una buena estabilidad y reduce las inercias y balanceos en las curvas. Las suspensiones están bien compensadas, y, junto a una dirección precisa, aportan un buen equilibrio entre eficacia y confort: absorbe bien los baches, tiene aplomo en carreteras rápidas y es fácil de conducir. Además, se mueve con agilidad en trazados virados y es más manejable de lo que se espera por su tamaño. Sin embargo, el comportamiento dinámico presenta detalles mejorables porque transmite las irregularidades al volante más de lo deseable cuando el piso está deteriorado. Y la insonorización deja oír demasiado el sonido del motor, la rodadura y la aerodinámica, y crea un rumor de fondo que penaliza el confort en los viajes.

Los frenos, con ABS, responden con un tacto potente y preciso que da seguridad, y el acabado Intense incluye el control de estabilidad MASC, que evita los derrapajes, aunque, una sorpresa en un modelo tan familiar, actúa como en los coches deportivos y entra en acción más tarde de lo habitual cuando alguna de las ruedas ha empezado a deslizar. Esta reacción puede extrañar al principio a los conductores poco expertos, pero funciona bien, mejora la seguridad y resulta imprescindible en cualquier coche moderno.

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