El BCE se distancia del gobernador del Banco de Italia, que no acudió a la reunión del Ecofin
Antonio Fazio, el polémico gobernador del Banco de Italia, no acudió ayer a la reunión informal del Ecofin. Si hubiera estado allí, no habría salido reconfortado: el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, se distanció de él y pidió al Gobierno italiano, al banco central de ese país y al resto de instituciones implicadas que "asuman sus responsabilidades". Sus palabras se interpretaron como una invitación a Italia para que fuerce la marcha de Fazio y una respuesta al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que por la mañana había dicho que él no tiene potestad para eso y que es el BCE el que ha de intervenir.
Desde hace más de un siglo, el gobernador del Banco de Italia es un cargo a perpetuidad para garantizar su independencia del poder político. Esa condición se mantuvo con el ingreso de Italia en el euro porque el BCE no puso inconveniente. Antonio Fazio, gobernador desde 1993, podría ser destituido si fuera condenado por un tribunal, pero las acusaciones que pesan sobre él de haber interferido en la batalla por el control de la Banca Nazionale del Lavoro y la Banca Antonveneta, impidiendo que fueran adquiridas por el español BBVA y el holandés ABN Amro, respectivamente, no se han sustanciado. Fazio dice que no ha hecho nada ilegal y se niega a dimitir a pesar de que ha quedado políticamente tocado por la polémica, en la que se mezclan batallas de gran calado político en la escena bancaria italiana junto a dudas éticas sobre la manera de actuar del gobernador y de su esposa.
El Gobierno asegura que no puede destituirle y el Parlamento se plantea aprobar una moción para reprobarle públicamente y obligarle a marcharse. Hay ya un proyecto de ley en marcha para limitar a siete años los mandatos de sus sucesores. El BCE quiere que Fazio se vaya, pero sin mancharse las manos. "No sería apropiado que yo hiciera un juicio sobre nadie", dijo ayer Trichet, que exigió a Italia que asuma "sus responsabilidades" y reiteró que el BCE "sigue muy de cerca la situación" y defiende "un tratamiento igual para todos en el sector bancario de la zona euro", en la que los gobernadores no están para proteger a los bancos de su país.
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