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ELECCIONES EN ALEMANIA

Los sindicatos no se fían de Merkel y avisan de conflictos sociales

La candidata democristiana a la cancillería se reúne con los dirigentes sindicales

La candidata democristiana (CDU/CSU) a canciller, Angela Merkel, de 51 años, no consiguió ayer entenderse con la cúpula de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB), cuyos dirigentes amenazan con defenderse, y hasta con un otoño caliente, si ven en peligro derechos adquiridos de los trabajadores. Al mismo tiempo, colea la polémica por unas declaraciones de Doris Köpf, la esposa del canciller, Gerhard Schröder (SPD), en las que atacó a Merkel.

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La visita de Merkel a la sede de los sindicatos resultó infructuosa. El único resultado palpable es que las dos partes, la DGB y la candidata, pusieron de manifiesto de forma "correcta y abierta" sus diferencias, insalvables en apariencia. El programa de gobierno de la CDU/CSU contiene puntos que son auténticas banderillas de fuego para los sindicatos. Propone para fomentar el empleo que en el ámbito de las empresas, con el beneplácito del comité que representa a los obreros y la votación favorable de dos tercios de la plantilla, se puedan llegar a acuerdos de rebajar los salarios fijados en los convenios colectivos, que en Alemania son vinculantes para regiones y ramos de actividad.

Los sindicatos consideran los planes de la CDU/CSU como un atentado contra la llamada autonomía tarifaria, la libre negociación de los convenios entre los sindicatos y la patronal. El otro punto de discrepancia se refiere a la liberalización del despido. La CDU/CSU quiere introducir el despido libre para los nuevos contratados en empresas de menos de 20 asalariados por un periodo de dos años. Además, el programa democristiano deja al nuevo empleado la opción entre la protección contra el despido u optar por una indemnización pactada, cuya cuantía mínima se fijará por ley.

Parece que Merkel y la DGB sí coincidieron en la necesidad de conservar la cogestión. La candidata democristiana afirmó al concluir el encuentro de ayer: "Yo estoy muy interesada en unos sindicatos fuertes". El presidente de la DGB, Michael Sommer, declaró que en la entrevista con Merkel quedó claro "hasta dónde llega el límite del dolor" que los sindicatos no soportarían. Además, Sommer criticó los planes fiscales de la CDU/CSU de subir el IVA como algo perjudicial para la coyuntura económica y de suprimir la exención impositiva a las pagas por trabajo nocturno y en días festivos, que en Alemania escapan a la voracidad del fisco. Los dirigentes sindicales amenazan a un eventual Gobierno de Merkel con un otoño caliente si aplica su programa.

Por otro lado, desde hace una semana colea la polémica por unas declaraciones de Doris Köpf, la esposa de Schröder, al semanario Die Zeit en las que criticaba a Merkel por no haber hecho nada cuando era ministra de la Mujer en el Gobierno de Helmut Kohl. Köpf quitaba legitimidad a Merkel, que no tiene hijos, para tratar temas de familia. En el debate de la televisión del pasado domingo, Schröder tuvo que responder a una pregunta sobre las declaraciones de su esposa, diciendo que tiene perfecto derecho a expresar su opinión, dijo lo que sentía y "por eso la amo".

La declaración amorosa de Schröder ante casi 21 millones de telespectadores ha desencadenado la polémica. A unos les parece de mal gusto; a otros, una cursilada, y no faltan los que piensan que el canciller la hizo en busca de esos votos que necesita con desesperación. Las pitonisas demoscópicas se dividen sobre el efecto de la expresión sentimental. Unos creen que le favorece por presentarse como un político humano. Otros se inclinan por considerar que la intervención de su esposa le perjudica.

Merkel, derecha, junto a Michael Sommer, presidente de la Federación Alemana de Sindicatos, ayer en Berlín.
Merkel, derecha, junto a Michael Sommer, presidente de la Federación Alemana de Sindicatos, ayer en Berlín.AP

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