Barcelona desde las alturas
Restaurantes, bares de copas y otros lugares con la ciudad a los pies
Junto al Merbeyé, a mis pies mi ciudad. / Hace un momento que me ha dejado, / aquí en la ladera del Tibidabo, / la última rubia que vino a probar / el asiento de atrás" (Loquillo y los Trogloditas, Cadillac solitario. 1989). Mucho ha cambiado la perspectiva barcelonesa desde que el mejor jugador de baloncesto que ha dado el barrio del Clot cantara esto. Aparte de los parques de atracciones en las montañas de Montjuïc y Tibidabo, y algunos locales hoy ya míticos en la ladera de esta última, la mayor oferta de ocio de la zona implicaba un coche y un asiento trasero.
Pero en el cielo de Barcelona ya no sólo hay contaminación y la torre del Banco Atlántico. Hoy la ciudad vive una fiebre por las alturas, con la reconversión de gran parte de sus dos montañas sagradas en zonas de ocio y con la proliferación de edificios de más de 100 metros. Con la torre Agbar, de Jean Nouvel (145 metros); las gemelas de la Villa Olímpica y el Fórum como principales iconos de la Barcelona que ya no cabe en sí misma y se proyecta hacia las alturas, la ciudad se prepara para, durante los próximos años, ver cómo se elevan majestuosos edificios en la zona de la estación del AVE de Sagrera (una de ellas es un proyecto de Frank Gehry) o el enorme hotel Hesperia Towers (140 metros, obra del británico Richard Rogers), en l'Hospitalet.
Las dos montañas
El Tibidabo siempre ha tenido algún local de interés, como los clásicos Merbeyé o Mirablau, epígonos de esa Barcelona ochentera. El primero, una terraza con palmeras, perfecta para practicar el fino arte del vermut; el segundo, un bar en la misma explanada (plaza del Doctor Andreu) con maravillosas vistas sobre la ciudad a través de una pared acristalada. Recientemente, sus propietarios han inaugurado un nuevo local de copas en la misma zona, llamado Mirabé (minipiscina, suelos de madera, un lujo).
En una torre, con cinco barras y dj's amantes de la radiofórmula, encontramos el Atlántic (Lluís Muntadas, 2; teléfono 934 18 71 61), donde mirar se paga caro. Al pie de la montaña, Cosmocaixa, museo dedicado a la ciencia, también ofrece vistas espectaculares desde su plaza de 5.000 metros cuadrados. Muy cerca, y durante todo el verano, el Observatori Fabra ofrece cenas con vistas a las estrellas, para los que ya están cansados de mirar hacia abajo. Con motivo del Año de la Gastronomía, este espacio presenta un interesante menú además de la perspectiva mágica. Más arriba, física y metafóricamente, el Gran Hotel La Florida (carretera de Vallvidrera al Tibidabo, 83-89; teléfono 932 59 30 00) ofrece habitaciones de lujo, spa urbano, discoteca, gastronomía de alta escuela (el brunch de su restaurante La Orangerie es un maravilloso sueño decadente) y vistas impagables en un hotel que, durante los cincuenta y sesenta, hospedó a Ernest Hemingway o James Stewart.
Montjuïc siempre ha sido como el hermano pobre del Tibidabo. Antes de los JJ OO, lo más popular para el visitante eran sus monumentos kitsch, como el Poble Espanyol, y, eso sí, la Fundació Miró, un icono de la ciudad por la arquitectura de Josep Lluís Sert y sus exposiciones. Rehabilitadas las zonas deportivas para la cita olímpica y recuperado el palacio de Montjuïc, la montaña ha recobrado vitalidad en lugares como las piscinas Bernat Picornell (avenida de l'Estadi, 30-40; teléfono 934 23 40 41), cuyas vistas sedujeron incluso a Kylie Minogue, quien rodó allí el vídeo de su single Slow. Las instalaciones deportivas se completan con el espectacular y novedoso Golf Montjuïc (Segura, s/n). La primera joya gastronómica de la montaña es Xalet (Miramar, 31; teléfono 933 24 92 70), un restaurante del grupo Travi desde el que se observa toda la ciudad y en el que, en un ambiente de diseño sin riesgos, se degusta una cocina mediterránea moderna y elegante.
Los nuevos rascacielos
El Hotel Arts tal vez sea el primer edificio alto de uso recreativo de la ciudad. Es uno de los mejores hoteles de Barcelona, si no el mejor. El Six Senses Spa, el restaurante Arola y la maravillosa perspectiva desde las suites de sus pisos más altos lo convierten en una experiencia tan cara como única. Menos ambicioso es el Hotel Torre Catalunya (avenida de Roma, 2-4; 936 00 69 99), construido en un antiguo y feo edificio de oficinas. Este hotel juega con dos bazas a su favor: la proximidad con la Fira de Barcelona, y Visual, el restaurante que se ubica en el piso 23. Aire de Mar es el restaurante del Gran Hotel Marina (Moll de Barcelona, s/n; 935 08 84 18), en el World Trade Center, en el puerto comercial, muy cerca de las terminales de Trasmediterránea. Una joya del diseño y la gastronomía que se complementa con la estupenda piscina situada en el piso superior de este extraño complejo de ocio y negocio junto al mar, metáfora de la ciudad. Más clásico y con pedigrí es el Hotel Claris (Pau Claris, 150; 934 87 62 62), desde cuya terraza (hasta octubre) se ve una ciudad más cercana y menos mastodóntica, más ordenada. Estamos en el Eixample y aquí hay lounge, dj's, cocina moderna y luz de vela. La Torre de Altamar (paseo de Joan de Borbó, 88; teléfono 932 21 00 07) no es un hotel, pero uno se quedaría aquí a dormir muy feliz. Cocina marinera de altura en una torre en plena Barceloneta. Uno de los primeros que apostaron por una nueva forma de mirar y comer, y, sin duda, uno de los que mejores resultados ha logrado.
GUÍA PRÁCTICA
En helicóptero- CAT Helicòpters (933 42 45 05, y www.cathelicopters.com). La historia parecía que iba a acabar mal cuando un vecino de Gràcia se quejó del ruido que hacían los helicópteros que, cargados con turistas y cámaras de fotos, sobrevolaban su piso cada día. Cambiada la ruta y relanzado el servicio gracias a la notoriedad alcanzada durante el reciente Gran Premio de Fórmula 1 de Montmeló, cuando el servicio de transporte al circuito alcanzó la plena ocupación, los paseos en helicóptero sobre la ciudad son de nuevo una atractiva posibilidad. Desde 80 euros por 10 minutos y 160 euros 20 minutos, se puede sobrevolar el Tibidabo, el Nou Camp o la Sagrada Familia. Las salidas se realizan desde el helipuerto situado en un muelle adosado al puerto.Dormir- Gran Hotel La Florida (932 59 30 00). Carretera de Vallvidrera al Tibidabo, 83-89. La doble, desde 175.- Hotel Arts (932 21 10 00). Carrer de la Marina, 19-21. La doble, desde 340.- Hotel Torre Catalunya (936 00 69 99). Avenida de Roma, 2-4.- Gran Hotel Marina (935 08 84 18). Moll de Barcelona, s/n. La doble, en septiembre, desde 180 euros.- Hotel Claris(934 87 62 62). Pau Claris, 150. La doble, 383. Ofertas puntuales, desde 160.Información- Turismo de Barcelona (807 11 72 22, y www.barcelonaturisme.com).
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