Taquillazo ruso
El Tarantino ruso. Con este simplista apelativo comienza a conocerse en los círculos cinematográficos europeos a Timur Bekmambetov, sorprendente realizador de Guardianes de la noche, película con aspecto de superproducción de Hollywood que, sin embargo, fue rodada con un presupuesto de apenas cuatro millones de euros. Una cifra que se multiplicó por ocho en los paneles de recaudación de la taquilla de su país a lo largo del pasado año, colocándose por delante de cintas como El retorno del rey y Spider-man 2.
El bien y el mal
GUARDIANES DE LA NOCHE
Dirección: Timur Bekmambetov. Intérpretes: Konstantin Khabensky, Vladimir Menshov, Valery Zolotukhin, Maria Poroshina. Género: fantasía de acción. Rusia, 2004. Duración: 114 minutos.
Ambientada en el Moscú de nuestros días, pero en un universo repleto de hechiceros, vampiros, espectros y muertos vivientes, la película muestra el equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal, representadas por los Señores de la Luz y los Señores de la Oscuridad, a la espera de que la llegada del Elegido ponga fin a siglos de lucha.
Una historia que, como puede desprenderse de semejante base dramática, no es más que una mera repetición de esquemas mil veces utilizados en el cine de acción terrorífica perpetrado por Hollywood en los últimos años, en la línea de obras como Van Helsing, Underworld y La reina de los condenados.
A ello se une un guión afectado por su nula presentación de personajes y por su desesperante narrativa basada en la pura y dura acción.
Sin embargo, lo que evidentemente distingue a Guardianes de la noche, primera parte de una trilogía, es su singularidad dentro de una cinematografía como la rusa y su espectacular factura técnica, a medio camino entre la publicidad más galardonada y el cine de realizadores tan reputados comercialmente como Tony Scott o Michael Bay.
Para llegar a Tarantino, sin embargo, Bekmambetov necesitará de un guionista que le ayude a narrar con el pensamiento puesto más en sus protagonistas que en los fuegos artificiales que se olvidan conforme explotan.
Babelia
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