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Las carreteras registraron en agosto ocho muertos más que en 2004

Interior lanza una campaña a favor del uso del cinturón para reducir la mortalidad

Un total de 43 personas ha fallecido durante el mes de agosto en las carreteras catalanas. Es el segundo mes con menor número de muertos desde los años setenta, pero en el Departamento de Interior ha producido gran preocupación por lo que supone para las familias y porque el pasado año fue el mejor, con sólo 35 fallecidos en accidente. Tras comprobar que un tercio de los fallecidos viajaban sin cinturón, los Mossos han lanzado una campaña para fomentar su uso. El resultado es una caída vertiginosa de la accidentalidad y una denuncia cada seis minutos.

El Servicio Catalán de Tráfico lleva ya varios días analizando los datos de la accidentalidad de agosto. Trata de establecer las causas del incremento registrado respecto al año pasado. De momento ha establecido tres conclusiones provisionales. La primera: los datos muestran dispersión total. No hay una concentración de fallecidos ni por fechas, ni por tramos horarios, ni de edad de conductores, ni por grupos de pasajeros. Tampoco se observa que los accidentados se concentren entre los visitantes ni entre los residentes. Segundo: se disparan los accidentes mortales en Girona (4 fallecidos el pasado año; 15 en este hasta el 31 de agosto) y en vías secundarias. Tercero: baja el número de heridos graves.

El tercer factor lleva a una suposición: el incremento de la velocidad se traduce en que los accidentes producen más muertos y menos heridos graves.

Indicadores positivos

El porcentaje de extranjeros fallecidos es del 18%: tres marroquíes, un holandés, un francés, un rumano y dos ecuatorianos. Cabe que los tres últimos fueran residentes sin documentación, pero no está suficientemente acreditado. El dato se utiliza, sobre todo, para comprobar si el desconocimiento de las carreteras tiene algún tipo de influencia en la accidentalidad.

Las malas cifras de agosto han producido tanto sorpresa por la dificultad de comprensión que presentan como porque llegan en un momento en el que los indicadores son positivos. Los últimos meses de agosto registraron siempre cifras de muertos muy superiores: desde los 64 del año 2000 hasta los 52 de 2003.

Si en vez de agosto se analizan los datos del conjunto del año, la tendencia es también al descenso en el número de muertes. En 2000 se produjeron 412, que descendieron a 375 en 2001. Al año siguiente se produjo un repunte: 388, para volver a descender en los años sucesivos: 350 en 2003; 279 en 2004 y 255 en este. Es decir, 24 fallecidos menos, a pesar de los altos registros de agosto.

Otra posibilidad sería comparar la mortalidad con la evolución del parque de vehículos y el número de conductores. También ahí, señala el responsable del Servicio Catalán de Tráfico, Rafael Olmos, los datos son positivos. Si se toma como base 100 el año 2000, se observa que el parque de vehículos ha crecido hasta situarse en 118, mientras que el número de conductores es también superior: 106. En cambio, los accidentes son muchos menos: 62.

No obstante, los responsables de Interior han advertido un dato preocupante: un tercio de los fallecidos circulaba sin cinturón de seguridad. A partir de ahí se puso en marcha un dispositivo especial de los mossos para fomentar el uso del cinturón. El resultado ha sido la imposición de 1.284 multas (una cada seis minutos de patrulla) y el descenso fulminante de los accidentes mortales, que se han reducido a sólo dos en la última semana de agosto.

La carretera con más accidentes es la N-340 (cinco, con siete fallecidos), seguida de la N-II (tres y cinco), la C-31 (tres y cuatro) y la A-2 (tres y tres). La AP-7, vía con mayor tráfico de paso, registra sólo un accidente con un fallecido.

Sin un brazo y los testículos por ponerse la chaqueta en moto

20 de agosto. 21.40 horas. Nacional 340 en El Vendrell. Una moto conducida por un hombre de 24 años y con una chica de paquete circula a bastante velocidad y de pronto se sale de la carretera. El conductor perdió el brazo y los testículos. La chica también resultó con heridas graves. El accidente se produjo mientras la pasajera intentaba poner la chaqueta al conductor lo que, unido a la velocidad, hizo que la moto quedara sin control.

Entre los efectos del muchacho, residente en Barcelona que estaba de vacaciones, los mossos encontraron una denuncia del 14 del mismo mes por conducir sin casco. Iba acompañado de la misma muchacha, que tampoco llevaba casco. El 17 fue multado por conducir sin casco y sin luces. El ciclomotor con el que circulaba fue inmovilizado.

Tres pasajeros en un ciclomotor, uno de 11 años y otro de 6

El 19 de agosto se registró un accidente grave en la urbanización El Mirador del Penedès, en el término municipal de La Juncosa del Montmell. Era viernes por la mañana y un ciclomotor que circulaba con exceso de velocidad realizó una maniobra imprevista en una curva, al cruzarse con otro vehículo. La moto, que se le había ido de las manos al conductor, trató de evitar la colisión con el otro vehículo y el resultado fue que acabó saliéndose de la calzada y estrellándose.

En el ciclomotor viajaban tres personas y las tres resultaron con heridas graves. El conductor tenía 16 años, el pasajero que iba delante de él tenía 6 y el que viajaba en la parte trasera tenía 11. Este último es el que resultó peor parado, debido a que presentaba heridas graves que le afectaron a la cabeza. Ninguno llevaba casco.

Una conductora de 9 años que logró esquivar a los 'mossos'

16 de agosto. Urbanización Can Gordells en La Bisbal del Penedès. Una dotación de motoristas de los Mossos d'Esquadra realizan una patrulla ordinaria cuando creen percibir una minimoto conducida por una niña pequeña y sin casco que se dirige hacia ellos en sentido contrario. La niña los divisa también y, con gran pericia, según el atestado, da media vuelta y, a gran velocidad, consigue escapar a la persecución de los agentes, que la pierden de vista.

Los mossos prosiguen la patrulla y, al cabo de un rato, casi por pura casualidad, ven a la misma niña que sacaba la cabeza por la ventana de una casa. Se detienen, llaman a la puerta y hablan con el padre para explicarle la situación. El padre reconoce que la conductora de la moto era, efectivamente, la niña, y añade que no puede evitar que le quite la moto, abra la puerta y salga a circular.

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