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CICLÓN EN EE UU

EE UU se vuelca con las víctimas del Katrina

El alcalde de Nueva Orleans teme que haya más de mil muertos en la ciudad inundada

Yolanda Monge

El huracán Katrina se convierte cada día en una pesadilla mayor de la esperada. Su paso ha dejado muerte, destrucción y caos. Los saqueos se extienden y los cadáveres flotan en las aguas. Los daños son cuantiosos en los Estados afectados, donde ha sido decretado el estado de emergencia sanitaria. El presidente George W. Bush, que ayer sobrevoló la zona siniestrada, pidió al Congreso fondos extraordinarios para ayudar a las víctimas y el Pentágono colaborará en las tareas de rescate con 11.000 miembros de la Guardia Nacional, médicos y transporte aéreo y naval, que incluye el envío de ocho barcos a la zona. "Se trata de una de las movilizaciones más importantes de la historia de EE UU", aseguró el secretario de Seguridad Interior Michael Chertoff.

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"Todos los recursos federales disponibles están siendo enviados en este momento para proteger a las víctimas de la catástrofe", explicó el secretario Chertoff a la prensa. Y precisó que ya estaban en camino 39 equipos médicos de urgencia a las zonas donde la situación era ayer más crítica. Junto con la asistencia sanitaria, 1.700 camiones viajaron ayer hasta los Estados afectados, cargados de cisternas de agua, víveres, tiendas de campaña y grupos electrógenos.

Según las últimas cifras oficiales y provisionales, el huracán ha causado al menos 166 fallecidos a su paso por los Estados de Luisiana, Misisipí, Alabama y Florida, aunque el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, aseguraba ayer que sólo en su ciudad puede haber "cientos, posiblemente miles de muertos". En cuanto a los daños materiales, la tragedia se considera una de las peores catástrofes naturales en la historia de EE UU.

Las fuerzas de seguridad se enfrentan ahora a los pillajes. Ayer, un policía recibió un disparo en la cabeza al intentar detener a un saqueador. La ley marcial ha sido declarada en Nueva Orleans, igual que en grandes áreas de Luisiana. Aumentan los informes de pillajes generalizados, ataques y motines de presos en las cárceles.

Las inundaciones han dejado atrapadas a miles de personas. En Misisipí, fuentes oficiales confirmaban ayer más de 123 muertos. La crisis promete agravarse, mientras los equipos de rescate siguen buscando supervivientes. El alcalde de Nueva Orleans anunciaba ayer lo que nadie quería oír: "Pasarán de 12 a 16 semanas" antes de que los habitantes puedan volver a sus casas.

Las zonas afectadas de los Estados de Misisipí, Luisiana y Alabama estaban sin energía eléctrica, mientras el colapso de las redes de comunicación dejaba grandes zonas aisladas y las reservas de agua potable ya eran exiguas. "La devastación supera nuestros peores temores", dijo la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco. "Es absolutamente abrumador". Ayer, las aguas del lago Pontchartrain se filtraban lentamente hacia la inundada Nueva Orleans, tras fracasar el martes los esfuerzos por reparar una grieta en un dique, puesto que no funcionaban los sistemas de bombeo. "El gran desafío que tenemos en este momento es sacar el agua de la ciudad", afirmó Blanco. La cadena de televisión WWL-TV informaba a primera hora de la mañana de que por una grieta de 60 metros de largo en un canal de la calle 17 se estaba filtrando el agua del lago, sin que los equipos de emergencia pudieran hacer nada por evitarlo.

Afortunadamente, según anunció por la tarde el general del cuerpo de ingenieros del Ejército, Dan Riley, el nivel del agua que invade la ciudad se ha estabilizado, "lo cual significa que el agua no entrará en la población, salvo con la marea alta". De todos modos, el histórico Barrio Francés se estaba cubriendo de agua según pasaban los minutos pese a haber escapado a la furia del Katrina. Los equipos de rescate, tanto en lanchas como en helicópteros, luchaban a brazo partido por alcanzar a cientos de supervivientes que aguardaban desesperados en los techos de sus viviendas, mientras abandonaban los cadáveres que flotaban sobre las aguas. Pero estos esfuerzos se veían dificultados por los cables eléctricos, los escombros y las conducciones de gas rotas.

Entre la devastación, los cientos de coches que flotan en el agua no hacen más que empeorar la situación al elevar su nivel. Nagin fue crudo y sincero: aseguró no tener una cifra de muertos. Pero también informó de que había "muchos cadáveres flotando en el agua". "Sabemos que se han perdido muchas vidas".

El presidente, que adelantó en dos días el fin de sus vacaciones en su rancho de Crawford (Tejas), comentó a los asesores que viajaban con él que vio todo "aniquilado". El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, explicó que el presidente dijo textualmente, cuando estaba sobrevolando la zona a bordo del Air Force One: "Es devastador y tiene que ser el doble de devastador sobre el terreno".

Ayer continuó la evacuación total de Nueva Orleans. Las cerca de 23.000 personas hacinadas dentro del estadio de los Saints de Nueva Orleans, el Superdome, comenzaron a salir. No había suministro eléctrico, ni agua, ni alimentos. Todos ellos serán realojados en el Astrodome, otro pabellón deportivo situado en la ciudad de Houston, en el Estado vecino de Tejas, a unos 600 kilómetros. "He hablado con el gobernador de Tejas y está impaciente por ayudar", aseguró Blanco.

Los primeros autobuses comenzaban a llegar al Superdome ayer por la mañana. Según un responsable de la Guardia Nacional de Luisiana, que coordinará una operación que podría llevar dos días, la principal dificultad radicará en trasladar a las personas desde el interior al exterior del estadio sin que el agua tapone la salida. El convoy de 475 autobuses ha sido proporcionado por la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de EE UU. Se espera que hoy lleguen al Astrodome los primeros desplazados. Los heridos serán trasladados en helicóptero.

La Guardia Nacional apenas podía mantener el orden entre la multitud hacinada en un recinto donde el calor es sofocante y no hay agua potable. El Superdome, considerado como el albergue más seguro de los diez que se instalaron en Nueva Orleans, perdió parte de la cubierta de su techo debido al fuerte viento, lo que produjo angustia entre las personas que se resguardaban allí.

Policías y voluntarios de Nueva Orleans rescatan, con ayuda de una lancha, a vecinos atrapados en un edificio inundado.
Policías y voluntarios de Nueva Orleans rescatan, con ayuda de una lancha, a vecinos atrapados en un edificio inundado.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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