La fiscalía acusa al hijo de Sharon de malversación y prevaricación
El culebrón judicial que desde hace seis años persigue a la familia del primer ministro, Ariel Sharon, culminó ayer con la presentación por parte del ministerio fiscal del acta de acusación contra Omri Sharon, el primogénito del jefe del Gobierno, al que según el documento procesal se le acusa de los delitos de desvío de fondos, malversación, creación de una empresa ficticia, prevaricación y falso testimonio.
Los cargos contra Omri Sharon se remontan a 1999, cuando, como responsable de la campaña electoral de su padre, recaudó dinero para financiar las elecciones primarias de éste en el interior del partido nacionalista Likud, en las que se presentaba como más directo rival Benjamín Netanyahu. El dinero recaudado por Sharon hijo excedía los límites impuestos por las leyes electorales, para lo que éste con ayuda de los colaboradores de su padre, urdió una serie de trampas y ficciones.
Omri Sharon, que ostenta el cargo de diputado en el Parlamento de Jerusalén, no ha podido acogerse al proceso de inmunidad, contemplado en la mayoría de las Cámaras, porque el Parlamento decidió recientemente abolir estas prerrogativas, en el caso de los parlamentarios que sean acusados por los tribunales de un delito criminal. El hijo del jefe del Gobierno, en un acto vacío de contenido, optó hace unas semanas por renunciar a sus derechos parlamentarios, consciente de que no tenía más remedio que enfrentarse al peso de la ley.
El procesamiento de Omri Sharon supone el fin de su carrera política, pero además es un lastre importante para las esperanzas de su padre, que en breve competirá en unas elecciones primarias en el seno del Likud, para revalidar su cargo como presidente de la formación y tratar de ser nombrado cabeza de lista a las elecciones generales del próximo año. El rival más peligroso de Ariel Sharon será de nuevo Benjamín Netanyahu.
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