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ASTE NAGUSIA
Columna
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Y Papi Chulo nos chulea

Un periódico bilbaíno desvelaba anteayer el fraude: Lorna, la cantante que se hizo famosa con la murga aquella del Papi Chulo, y contratada para actuar el pasado lunes en la Aste Nagusia, no llegó realmente a hacerlo, a pesar de que todos lo dimos por hecho, entre otros, los miles de personas que asistieron al festival y que sin duda aplaudieron a rabiar. Al parecer, quien ocupó el escenario en medio del entusiasmo general e interpretó el repertorio de la cantante originalmente contratada era otra chica, antigua corista de la primera, que ha asumido su papel desde hace meses.

Lo más divertido de la noticia es la ausencia de cualquier turbación por parte de Sensación Latina, la empresa que representa a Lorna, y la interiorización que realiza del fraude en virtud de argumentos estrictamente mercantiles: "Somos los representantes exclusivos de la marca Lorna", han declarado, después de que se hiciera público el escándalo, "Como propietarios de la marca, hemos sacado al mercado otra chica con el mismo nombre. Estamos en nuestro derecho de presentarla como Lorna".

A qué extremo ha llegado el mundo del espectáculo que los representantes ni maquillan ni disimulan la verdad: ahora explotan marcas registradas en vez de promocionar a personas con talento. No sabemos cuántos verdaderos admiradores de la Lorna del Papi Chulo pudo haber el lunes en el escenario de Botica Vieja, ni siquiera si alguno de ellos tenía la conciencia lo suficientemente despejada como para identificar el rostro y la voz de su heroína, pero lo que está claro es que esto es una estafa para el pueblo de Bilbao, que es el que paga la excusa para el masivo bailoteo.

Quizás debido a las estipulaciones del contrato firmado la empresa Sensación Latina y su colección de Lornas fotocopiadas puedan irse de rositas, y haya que limitar la responsabilidad, por incompetencia, a Cero Producciones, la promotora que trajo por encargo del Ayuntamiento a la artista fantasma, pero aunque el asunto pueda tener cobertura legal no la tiene ni política ni artística. Lo triste es que hoy día muchos artistas musicales son inventos de las productoras, marionetas que, en el mejor de los casos, tendrían una buena voz para ganarse la vida como cantantes de orquesta: hay un concurso televisivo especializado en lanzar a la fama a esos habilidosos vocales. Lo malo es que después los periódicos y las emisoras de radio juegan a creerse y a hacernos creer que esas estrellas imposibles tienen personalidad definida, con proyectos, objetivos, valores y que, en consecuencia, hasta son entrevistables.

Habrá que esperar que el Ayuntamiento de Bilbao se dé al menos el gustazo de comunicar que en el futuro no entrará jamás en negociaciones con la empresa Sensación Latina ni con ninguno de sus artistas. Incluso que difunda la estafa a los cuatro vientos. Claro que mañana mismo la marca exclusiva "Lorna" puede actuar, en medio del delirio general, en Zaragoza, Almería o Mondoñedo y, bueno, ¿a quién le importa?

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