El Bilbao jacobeo
Al filo de la Aste Nagusia de 2005, el Ayuntamiento presentaba su última bilbainada (dentro de la interminable hilera de bilbainadas de los últimos años), dirigida a la promoción turística: marcar la ruta jacobea a su paso por la villa y hacerlo mediante un minucioso rosario de losetas.
Ciertamente pocos iconos geográfico-culturales existen en Occidente tan poderosos y con tanta solera como el Camino de Santiago. ¿Era posible que quedáramos al margen de ese imaginario? ¿Cómo ha podido pasar tanto tiempo sin que cayéramos en la cuenta de que Bilbao también marcaba un hito en la ruta jacobea? Afortunadamente, hace unos pocos días hemos deshecho el entuerto, y ya podemos añadir a nuestra variada oferta turístico-gastronómico-festiva un nuevo atractivo: el de inventarnos un jalón en el camino que lleva a Compostela.
Y es que nuestra voracidad parece no conocer límites. No se trata de chotearse de esta iniciativa municipal, pero sí de relativizarla un poco. Es cierto que el Camino de Santiago, en su alternativa de la costa cantábrica, es más antiguo que el del interior, y al mismo tiempo mucho menos conocido; y es también cierto que resulta verosímil el tránsito por Bilbao de peregrinos medievales. Pero de eso a detallar el camino con precisión milimétrica, mediante losetas de roca volcánica, por los vericuetos del callejero bilbaíno, parece que la distancia es excesiva.
Al parecer, el camino que se nos propone entraba en la villa bien por Begoña o bien por Atxuri, confluyendo luego en el puente de San Antón y trazando a partir de ese momento una línea recta a través de las campas de la República de Abando, línea sobre la que, con el tiempo, se proyectarían varias de las calles más emblemáticas de Bilbao. Así, la ruta con la imagen de las conchas jacobeas asciende por la calle San Francisco, llega hasta Zabalburu, recorre toda la calle Autonomía y se proyecta luego, por Basurto, hasta llegar al hospital.
Hombre, pues no sé. Se hace difícil caminar por Autonomía y percibir en ella algún vago resabio jacobeo. ¿Bastarán las decorativas losetas para trasladarnos a la turística ruta? Y digo lo de turística porque la ruta en cuestión tiene mucho más de eso que de espiritual y la autoridad local espera del camino medieval antes beneficios económicos que beneficios de conciencia.
De otro modo, la publicitación de este nuevo negociete que nos hemos inventado sería mucho más sencilla, casi cae por su propio peso, porque el patrón de Bilbao es precisamente Santiago, dato que, siendo imprescindible elemento de la culturilla general sobre su ciudad de cualquier bilbaíno, me temo que desconocerán más del 95% de ellos.
En fin, que a falta de mayores y mejores argumentos, imaginémonos que el célebre camino pasaba efectivamente por encima de la parada de taxis de la plaza de Zabalburu y después por la calle de Autonomía. Ahí están a partir de ahora las conchas del camino, a disposición de nativos y visitantes, para demostrarlo.
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