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Análisis:DEBATE PARLAMENTARIO SOBRE EL SINIESTRO EN AFGANISTÁN
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Morir matando, ésa es la cuestión

Un titular leve del gambito Zaplana sería: el truco del almendruco. Dice que no va a enlodar al Gobierno para, acto seguido, soltar una retahíla de manipulaciones. Pero si te metes en el laberinto del portavoz, al final se advierte una luz que ilumina todo el túnel: morir matando. ¿Por qué? Es evidente: tras ser derrotado por su conducta ante los siniestros del Prestige y del Yak-42; por su apoyo activo a la guerra de Irak (respaldo cuya historia secreta está por escribir) y el desprecio de los millones que se oponían; y finalmente, por su actitud ante los atentados del 11-M, el PP busca la revancha a cuenta del refuerzo de tropas españolas en Afganistán y del siniestro del 16 de agosto pasado.

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Ayer, Eduardo Zaplana dio el pistoletazo de salida a la crispación que prepara el equipo de Mariano Rajoy. El guión estaba escrito de manera algebraica. El siniestro de Afganistán aportó el tema inicial.

Zaplana explicó: "El pecado original de este Gobierno fue iniciar sus funciones haciendo bandera de una mal planteada retirada de nuestras tropas en Irak. Desde ese momento está preso de esa decisión sin saber resolver la inevitable contradicción entre los compromisos internacionales de España y los particulares compromisos de su partido con los socios que le mantienen en el poder. Ésa es la cuestión".

El portavoz quiere por ello sentar a Zapatero en un banquillo imaginario. "Lo que sí vamos a hacer es señalar las contradicciones e inconsecuencias que hemos observado, fruto, en última instancia, de una concepción viciada de nuestra política exterior y del sentido de las misiones en el exterior de nuestras Fuerzas Armadas". En la Diputación Permanente, arrinconado por Jesús Cuadrado, el portavoz popular reiteró que Zapatero debe comparecer para debatir las misiones en el exterior.

Si se avanza por el laberinto salen a flote, por duro que parezca, la sordidez y el chantaje.

Zaplana sostiene que Zapatero retiró las tropas de Irak "de forma urgente, y por eso las consecuencias que estamos pagando en estos momentos... ¿Por qué si España es un país de tamaño medio es uno de los que más presencia tiene en Afganistán...? Porque ustedes envían más soldados para compensar la decisión política que tomaron".

Reténgase: "Y por eso las consecuencias que estamos pagando en estos momentos". La causa: retirada de Irak. ¿Y las consecuencias? Es obvio: como España tiene más tropas en Afganistán de las que le correspondería, su exposición al riesgo ha aumentado. ¿Y qué? Elemental, mi querido Watson: el siniestro del 16-8 es... ¡el subproducto de la urgencia de Zapatero al retirarse de Irak! Antes, el portavoz se cubrió: "Fíjense señorías qué fácil hubiera sido utilizar esta tragedia". ¡Cómo sería si se decidiese a usarla!

Sordidez aparte, queda el chantaje. Zaplana pidió que las próximas comparecencias sobre el Cougar pasen por la Comisión de Secretos Oficiales. Si no es así, "nos veríamos obligados a pedir una comisión de investigación".

Si hay bases, ¿por qué no la piden ya? Quizá por miedo al ridículo que evoca la memoria fresca de la conducta del PP ante el Yak-42. Pero, ¿queda algo por ahí de sentido al ridículo?

¿Por qué Zaplana enfatiza tanto el riesgo en Afganistán? Al fin y al cabo, todo apunta a un accidente. Síndrome del 11-M. Un atentado contra el Cougar, ¿encajaba mejor en la estrategia que un accidente?

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