Sabadell quiere disfrutar de su río
El Plan de Intervención Integral afecta a dos barrios y al espacio que los une, las riberas del río Ripoll
Sabadell quiere que la ciudadanía disfrute de su río, el Ripoll. La metamorfosis de un paisaje, que durante años creció libre y al margen de la ciudad, ya se ha llevado 49 millones de euros. Con las ayudas de la Unión Europea, la "timba", como muchos conocieron las riberas del río, ha ido desvaneciéndose. Desaparecieron las chabolas y los huertos ilegales, con sus fronteras de somieres, placas de uralita y puertas viejas. Los zoológicos improvisados ya no existen, las fábricas de tinte vierten aseadamente sus residuos, y se escombraron las ruinas de las que perecieron en las crisis de los setenta y los ochenta.
Con los colectores y la depuración de las aguas, el río ha cambiado de color, incluso hay algún pececillo. Las riberas han sido limpiadas y hay distintos proyectos para recuperar el patrimonio porque la historia del río sobrevive y tiene muchos episodios. El más trágico fue en 1962, cuando el agua airada se llevó 14 vidas y arrasó viviendas y fábricas.
El plan abarca 80 hectáreas en las que viven 12.000 habitantes
Otro capítulo son las cuevas, donde vivieron los que llegaron en busca de una vida mejor en la posguerra. Cuando pudieron construyeron sus propias casas en los dos barrios, Can Puiggener y Torre Romeu, que ahora el Ayuntamiento de Sabadell quiere rehabilitar con la ayuda de la Generalitat. En total, 18 millones de euros de presupuesto, que deberán repartirse a partes iguales el consistorio y el Gobierno catalán. El Proyecto de Intervención Integral también incluye el espacio de ribera entre los dos barrios, donde aún subsisten algunos núcleos habitados por familias que viven sin agua corriente ni luz eléctrica.
En total, el plan abarca 80 hectáreas, en las que viven 12.000 habitantes y se sustenta sobre todo en mejorar la accesibilidad y suprimir barreras arquitectónicas. El objetivo es que la ciudadanía cruce Can Puiggener y Torre Romeu para llegar al río, y que andar por algunas de sus calles deje de ser un suplicio. A algunas zonas de Torre Romeu, los del barrio las llaman el Tibidabo por la inclinación de sus calles. En Can Puiggener sucede lo mismo, en algunos puntos los desniveles alcanzan los 13 metros. Escaleras mecánicas y un ascensor, en el caso de Torre Romeu, son parte del plan para unir las dos partes del barrio y facilitar a los vecinos ir y venir al centro de atención primaria, o al centro cívico o a la biblioteca, o a tantos otros equipamientos de los que disfruta la zona.
El proyecto debe servir, explica el alcalde de Sabadell, el socialista Manuel Bustos, "no sólo para parar la degradación, sino para dar un giro de 180 grados al balcón de Sabadell al río Ripoll". En opinión de Bustos, el Plan de Barrios auspiciado por el Gobierno catalán es una de "sus actuaciones más importantes porque va directo al ciudadano".
El proceso de "mejorar la calidad de vida" de los vecinos de ambos barrios "ya lo habíamos iniciado, soterramos la línea eléctrica", pero la subvención servirá, señala el alcalde de Sabadell, "para avanzar nuestra intervención".
En Can Puiggener, a finales de los años sesenta, se construyeron bloques de pisos de promoción pública para realojar a los que el río embravecido dejó sin casa. Muchos de estos edificios se han ido degradando. Entre los dos barios hay 1.080 bloques sin ascensor. En el caso de Can Puiggener colocarlo supone un coste elevado, porque dentro del edificio no hay espacio. Ello implica que hay que hacer obras en el exterior y reurbanizar la calle. Por ello, la gente hasta ahora ha sido muy reticente a hacer las obras. Con la ayuda, el Ayuntamiento espera convencerles. El consistorio también planea ampliar el centro cívico y acabar la urbanización del parque de Les Clotes.
En Can Puiggener es donde se concentra la mayor parte de la inmigración. Ahí es donde vivía el imán que saltó a las primeras páginas de los periódicos, hace cinco años, por unas frases encendidas contra los judíos.
El Ayuntamiento de Sabadell informa de que el porcentaje de inmigrantes censados no alcanza el 10%. Los programas sociales quieren influir en el mundo de los jóvenes, prevenir el maltrato y el fracaso escolar.
Pilar Cuesta, máxima responsable técnica de urbanismo, y la técnica Anna Vivas llevan años trabajando en el río y sus riberas. Ellas conocen a fondo el Plan de Intervención Integral y todo lo que se ha hecho en el río. Se trata, insisten, no sólo de que haya equipamientos y toda una oferta para disfrutar del Ripoll, sino de que la gente pueda llegar a él. Lograr que con campañas de información y sensibilización, los vecinos conozcan todos los servicios de los que puede disfrutar, desde lugares de estudio hasta centros sanitarios, y que llegar a ellos no requiera horas de gimnasio.
Y, señala Vivas, que la gente deje de preguntarse: "¿Cómo bajo para llegar al río?".
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