_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Malos contra malos

Lo dijo hace cinco años en El Escorial el historiador Stanley G. Payne (Estados Unidos) y ahora lo repite en El Mundo, donde se hace una revisión de la guerra civil. Este revisionista repite que todos fueron malos (o fuimos: pequeñito, pero rojo); sería igual decir que todos fuimos buenos. Pero tampoco vale estando en una cultura cinematográfica de buenos y malos, como decíamos para definir una película: los buenos eran los cowboys o vaqueros, los malos eran los indios. Luego hubo algún revisionismo, se hicieron películas con los indios como buenos. Creo que es la historia que se puede hacer de aquel fragmento nuestro sin salirse de la historia general de España y de algunas astillas de la de Europa y la del mundo. Siempre se dice aquí que en la Reconquista eran malos los árabes y buenos los cristianos y no sería verdad. Para mí fue una guerra civil entre dos opciones de vida, y que la que fue más culta, más estética, más lírica y más humanista, perdió. Decir "ser más" no es decir "ser todo", sino exactamente ser algo más que la otra, más expresiva que la otra. Desde entonces la historia de España se monta en sucesivas aventuras donde el más fuerte gana y acumula más poder: y el fuerte es el que no busca filosofía, ni pensamiento, ni una idea de justicia general, sino precisamente la fuerza.

Claro que hago compendios como todo el mundo -Payne mismo- que es lo que nos da esta civilización del fuerte, pero pienso que la República asumió el papel del pensamiento, de la justicia general, del arte: o sea, de recortar el poder, la riqueza y sus trasmisiones por nacimiento (la monarquía fue un símbolo de esa forma de trasmitir) y por lo tanto, perdió. Una vez más: pero en ninguna la pérdida fue inútil. Una serie de pensamientos siguió existiendo y reaparece siempre; una serie de conceptos y aspiraciones de vida siguieron existiendo en la Europa heredera de los filósofos de la Ilustración, siguieron existiendo en Europa y dominaron a Hitler. Un amplio grupo de lo que Payne dice que ganó la República fue la "propaganda", y no es verdad. Fue el núcleo mental de la razón, la lógica, las vías del pensamiento, la tolerancia y la apertura, las maneras de disminución de pobreza y riqueza entendiendo que son simultáneas, la reducción de la fuerza como poder absoluto, el reparto entre más personas (o entre el pueblo) de la función pública. Quizá sea pura maldad: igual. No, por favor: iguales, no. Ni en el bien ni en el mal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_