Los ocupantes del avión chipriota murieron a causa del impacto

Las autopsias de los 118 cadáveres encontrados después del accidente del avión chipriota que se estrelló en Grecia el pasado 14 de agosto han confirmado que las víctimas estaban vivas en el momento del impacto. Así lo anunció ayer el forense Philippos Koutsaftis, responsable griego de la investigación. Los resultados, precisó, muestran que los pasajeros y la tripulación estaban vivos, pero no necesariamente conscientes, cuando el Boeing se estrelló contra una montaña cerca de Atenas.

Estos resultados contradicen las informaciones iniciales recabadas en los medios griegos, que indicaban que los ocupantes del avión habían muerto de frío antes del choque, debido a un problema de climatización de la cabina.

Los 121 ocupantes del vuelo 522 de la compañía chipriota Helios, que se dirigía desde Larnaca a Atenas, fallecieron en el accidente, si bien tres de los cadáveres no han sido aún encontrados. La identificación de las víctimas está resultando muy complicada, ya que el avión ardió después de estrellarse. Entre los cuerpos desaparecidos está el del piloto, el alemán Hans Jürgen Merten, quien poco después del despegue comunicó a la base que había un problema de "climatización del compartimento electrónico".

Los pilotos de dos aviones F-16 griegos enviados al encuentro del aparato constataron que Merten no estaba en su asiento y que el copiloto estaba reclinado, mientras las máscaras de oxígeno pendían del techo.