Jordania detiene a más de 50 sospechosos tras el ataque contra dos barcos estadounidenses
Los investigadores creen que Al Qaeda también tenía como objetivo un palacio real
Más de medio centenar de personas han sido detenidas en los suburbios de la ciudad jordana de Áqaba, a orillas del mar Rojo, por su supuesta implicación en el ataque frustrado a dos barcos de EE UU. Los investigadores policiales sospechan que la célula de Al Qaeda responsable del atentado planeaba no sólo dañar los barcos de guerra, los gemelos Ashland y Kearsage, dos buques anfibios destinados al transporte y desembarco de tropas, sino también disparar contra el palacio que la casa real hachemí posee en la localidad, a orillas del mar.
Áqaba, la capital turística de Jordania en el mar Rojo, ha permanecido este fin de semana prácticamente incomunicada del mundo como consecuencia de una redada de las fuerzas de seguridad jordanas con la colaboración de las israelíes, en un esfuerzo titánico por localizar los autores del atentado frustrado. La redada se centró en el barrio de Shalala, donde los inspectores detuvieron a medio centenar de ciudadanos, en su mayoría egipcios y jordanos, pero entre los que se encontraban también iraquíes y sirios, a los que se les acusa de participar en el ataque.
La policía ha localizado el lugar exacto desde el que fue lanzado el ataque con los misiles Katiusha, un almacén en el que se encontraron también otros cuatro proyectiles de la misma serie. El hallazgo de este material ha provocado las sospechas de la policía, que baraja la posibilidad de que los terroristas planearan un segundo ataque contra el palacio que el rey Hussein de Jordania mandó levantar en la ciudad y que ha servido de residencia a muchos huéspedes de la casa real, incluidos miembros de la Monarquía española.
Todos estos elementos han llevado a los investigadores a opinar que detrás del ataque se esconde una operación emprendida por el jordano Abú Musa al Zarqaui, el máximo responsable de Al Qaeda en Irak, que tendría como objetivo desestabilizar Jordania, pero sobre todo los países de la ribera norte del mar Rojo, para impedir que se continúen utilizando sus puertos para abastecer las tropas norteamericanas. La primera parte del plan se habría ejecutado en octubre con el ataque al hotel Hilton de Taba, en el que murieron 34 personas, al que siguió el atentado en el enclave turístico de Sharm el Sheij el pasado julio, que se saldó con 88 muertos.
La minuciosidad del plan global diseñado por Al Qaeda contrasta con el fracaso de la operación del viernes, ya que ninguno de los misiles dio en el blanco: uno cayó en la ciudad israelí de Eilat; un segundo mató a un soldado jordano y un tercero se hundió en el agua. En medios diplomáticos se asegura que el desvío fue provocado por los navíos norteamericanos gracias a un sistema de detección.
Los temores de un nuevo ataque persisten, según se desprende de un comunicado difundido por el grupo que reivindicó el ataque, Las Brigadas de Abdulá Azzam, que amenazó con el lanzamiento del mismo tipo de misiles sobre Tel Aviv.
El atentado no ha logrado, sin embargo, alterar la vida de las ciudades turísticas del norte del mar Rojo. Áqaba recibía pocas horas después del ataque un grupo de más de 400 turistas españoles, mientras Eilat, en el lado israelí, se preparaba para celebrar el festival internacional de jazz, después de que los hoteles colocaran el cartel de completo.
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