Merkel trata de potenciar su campaña con la presentación de un Gobierno en la sombra
La candidata democristiana alemana sigue en cabeza en los sondeos electorales
Angela Merkel, de 51 años, la candidata democristiana (CDU/CSU) a la cancillería y clara favorita para acceder al cargo según los sondeos, presentó ayer en Berlín a su equipo de políticos de apoyo con el que intenta recuperar el terreno perdido tras una serie de errores en el inicio de la campaña electoral. Entre los políticos que forman ese Gobierno en la sombra destaca el catedrático independiente Paul Kirchhof, un ex juez del Tribunal Constitucional que destacó por sus propuestas de reducir a 23 artículos las 253 leyes que constituyen la jungla del sistema impositivo alemán.
Los vientos demoscópicos soplan todavía favorables a Merkel. Los desatinos cometidos por la candidata y su principal aliado político Edmund Stoiber, primer ministro de Baviera y presidente del partido hermano la Unión Socialcristiana (CSU), no hacen mucha mella en los sondeos. Las últimas encuestas, difundidas anoche en la primera cadena de la televisión pública alemana ARD, registran: un 42% de intención de voto por la CDU/CSU, igual que hace una semana; 30% para los socialdemócratas (SPD) del canciller Gerhard Schröder, que sube un punto; 9% para el Partido de la Izquierda de los poscomunistas del PDS y el ex líder socialdemócrata Oskar Lafontaine, que ya empieza a caer; Los Verdes bajan un punto hasta un 8% y los liberales (FDP) ganan uno hasta llegar a un 7%. Si estos pronósticos se confirmaran, la coalición de centro-derecha entre democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) tendría una exigua minoría en el futuro Parlamento (Bundestag).
Merkel (CDU) presentó ayer un equipo de nueve jugadores y apareció ante la prensa al lado de Stoiber (CSU) que parecía esforzarse en hacer buena letra y resignarse a ocupar un segundo plano tras varios días de declaraciones de auténtico kamikaze que incluso provocaron la impresión de que trataba de serruchar el suelo sobre el que se sienta la candidata. Ayer Stoiber, conocido como el hacha rubia por su capacidad de cortar a cuanto surge a su paso, se abstuvo de llamar "frustrados" y "becerros dispuestos a escoger matarife" a los electores del Este de Alemania. Era el día de Merkel y Stoiber no entró al trapo de las preguntas provocadoras de los periodistas.
El grupo que ayer presentó Merkel es de hecho un gabinete en la sombra, pero la candidata lo llama "equipo de competentes", porque no estaría bien vender la piel antes de cazar el oso. No obstante, dejó claro que todos, menos el primer ministro de Turingia Dieter Althaus (CDU), están dispuestos aceptar un puesto de ministro en su gabinete.
Kirchhof, de 62 años, que días atrás había criticado el plan democristiano de subir dos puntos el IVA, se mostró ayer dispuesto a bajar a la arena política. Para Kirchhof, "el balón está en el punto de penalti y ahora se me ofrece la oportunidad de marcar gol", de poner en práctica sus planes de simplificar los impuestos y, según él, favorecer a las familias con su reforma fiscal. Los sindicatos ya han puesto el grito en el cielo y dicen que los planes de Kirchhof favorecen a los ricos. Portavoces gubernamentales sostienen que la reforma de la nueva estrella del equipo de Merkel no se puede financiar. La patronal saludó con entusiasmo la elección de Kirchhof como potencial ministro de Hacienda.
La candidata democristiana ha ganado puntos con la selección de Kirchhof. El mensaje de Merkel con esa designación es reformista y se aproxima a antiguos planes democristianos de conseguir que la declaración de la renta no ocupe más espacio que el soporte de cartón que en las tabernas Alemania se coloca bajo el vaso o jarra de cerveza.
Merkel necesita lograr un poco de viento a favor tras la colección de desastres de los días pasados. Las limitaciones de la candidata democristiana son evidentes: se confunde con frecuencia, carece de carisma, su oratoria es lamentable, no maneja bien la televisión y no consigue establecer un mínimo de comunicación con el público en sus mítines. Todo esto se traduce en que si el enfrentamiento electoral fuese directo entre Merkel y Schröder, el actual canciller conseguiría un 51% de votos y ella sólo un 35%.
Esto no significa gran cosa. En Alemania se vota a un partido y un programa electoral. Los argumentos de la oposición, al menos por ahora, sobre los cinco millones de parados, la destrucción diaria de más de mil puestos de trabajo, el millón de niños que viven de la asistencia social y la larga lista de desastres de la coalición SPD-Los Verdes aún pesan más en los sondeos que la simpatía de Schröder.
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