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LA VENTANA DE GUERRERO
Columna
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El futuro ya está aquí

Cuando me llegó esta imagen, la fotocopié inmediatamente y en los días siguientes fui enseñándola a una serie de amigos y conocidos. A lo largo de varias noches, paseé la foto por la ciudad. Una pequeña encuesta. Se trataba de saber qué veían en esa foto mis amigos y conocidos. Salvo un amigo sirio y una mexicana -ya de por sí despistada-, todos veían de entrada una imagen ligada a los días de la transición española.

¿Veían algo más? "Bueno, sólo el niño en la foto es un personaje real. El policía no, por supuesto. El policía es un hombre dibujado", me dijo un amigo al que le gusta jugar a ser simplón. "Si el policía no fuera dibujado, podría estar disparando y hasta matando gente. Aquellos tiempos eran espeluznantes", añadió su novia. Ya se sabe, hay gente para todo y, por tanto, ha habido comentarios para todos los gustos. Uno de los más raros fue el de quien, viendo que en la parte superior izquierda de la fotografía podía leerse "canos" y a pesar de que lo más obvio es pensar que "canos" es simplemente la parte última de "americanos" (en la órbita progresista se les despreciaba mucho en aquellos días, tanto como ahora), esa persona creyó entender que "canos" significaba "perros" y era una forma de insultar a "los grises", a los policías franquistas, y más concretamente al policía dibujado en la pared. Un delirio. Pero ya se sabe, hay gente para todo.

Creo que es perfectamente verosímil que al niño le asustara el porvenir. Después de todo, el futuro no es más que el pasado en preparación

Donde registré en mi encuesta más coincidencias fue en el apartado: "Protagonismo absoluto del niño que se tapa los ojos". Para el infantil gesto, variadas interpretaciones. ¿Qué está viendo que no puede soportar? ¿Acaso a sus padres participando en una manifestación reprimida por la policía? ¿Le asusta el fotógrafo? ¿O tiene miedo del futuro? ¿Y si el niño era el más intuitivo de todos los niños de la transición y preveía que 30 años después estaríamos donde ahora estamos? ¿Y si el niño preveía, por ejemplo, que hoy en día estaríamos mezclando derechos históricos con el recibo de la luz? ¿Y si el niño preveía el negro, oscuro futuro? ¿Y si el niño veía que el futuro ya estaba allí?

¿Y si fue uno de esos niños de la transición a los que sus padres educaron diciéndoles que el porvenir es de los que se levantan pronto, "sobre todo por la mañana", añadiría yo? O al revés, ¿y si el niño, en el momento mismo de la foto, acaba de descubrir que el porvenir es de los que se levantan tarde y quiere ocultarle al fotógrafo sus despiertos ojos?

Creo que es perfectamente verosímil que al niño le asustara el porvenir. Después de todo, el futuro no es más que el pasado en preparación. Y en la foto algunos de mis encuestados han creído ver un ensayo general del porvenir. A pesar del policía del dibujo, el campo de batalla está fuera de la fotografía, y seguramente incluso fuera de ese barrio donde fue captada la imagen.

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En la fotografía, lo que hoy vemos bien podría ser un ensayo del horror del porvenir, de ese porvenir que ya está aquí. Coches oficiales y estatutos escritos sobre los cráteres del Carmel, bigotes a la deriva y un obsesivo y rastrero interés por cualquier poder. Mediocridad e ineptitudes que llaman la atención. Y unos electores que empiezan a cansarse y a taparse los ojos al descubrir que el porvenir es lo peor que tiene el presente: unos electores que van descubriendo que el futuro es un fantasma con las manos vacías que promete todo y no tiene nada. Me acuerdo de Paul Valéry cuando decía que incluso el porvenir no era ya lo que antes había sido.

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