Los fallecidos pertenecían al batallón que debe velar por la seguridad de las elecciones afganas
Las tropas internacionales empezaron a desplegarse en 2002 bajo mandato de la ONU
El desarrollo libre y pacífico de las elecciones legislativas del 18 de septiembre próximo es crucial para el futuro de Afganistán, un país sumido en más de tres décadas de guerra. La principal misión de las tropas internacionales de la ISAF, desplegadas bajo mandato de la ONU en enero de 2002 y bajo la responsabilidad de la OTAN desde 2003, a las que España contribuye con 841 soldados, es devolver la estabilidad a este país asiático y, en las próximas semanas, garantizar la seguridad de unos comicios que los talibanes, que siguen activos en el sur y el este del país, pretenden boicotear.
Los 841 soldados españoles están desplegados en el noroeste del país, en la región de Herat: la mitad forma parte permanente de la misión, mientras que los otros fueron enviados como refuerzo para garantizar la seguridad durante los comicios después de que el Gobierno contase con la aprobación del Parlamento en junio pasado.
El oeste afgano es considerado relativamente seguro dentro de los estándares afganos: existen señores de la guerra -el mítico Ismail Jan, que combatió contra soviéticos y talibanes, domina la zona de Herat- y todo tipo de milicias armadas que se enfrentan entre sí, pero que no constituyen una amenaza directa para las tropas internacionales, a diferencia de los talibanes, apenas presentes en esta región fronteriza con Irán y Turkmenistán.
Como aseguraba un documento reciente de la Misión de Naciones Unidas para Afganistán (UNAMA), "la situación de la seguridad sigue siendo una amenaza para los logros de la comunidad internacional, con incidentes causados por terroristas y criminales, así como por luchas entre facciones. El cultivo de heroína representa una preocupación particular".
Desde el 1 de junio, el centro principal de las tropas españolas, la Base Avanzada de Apoyo (FSB) Camp Arena, se encuentra en Herat, una ciudad afgana de densa historia, conquistada por Alejandro Magno y destruida por Gengis Khan, mientras que el Ejército controla también un equipo de reconstrucción provincial (PRT) con 125 militares en Qala-i-Now, capital de la provincia de Baghis (que significa casa de los vientos en persa), una de las más pobres, remotas y menos pobladas del país.
El país más minado
Qual-i-Naw está a sólo 140 kilómetros de Herat pero por tierra esa distancia puede representar una jornada de viaje por peligrosos caminos de cabras en el país más minado de la tierra: por eso los helicópteros son cruciales.
La misión española, que empezó en mayo de 2002 con 344 soldados y que se amplió el año pasado hasta los 540 con el control de Mazar-i-Sharif, en el norte, durante las elecciones presidenciales de octubre, cuenta con una unidad de evacuación médica, cinco helicópteros, un hospital de campaña, equipos de ingenieros -los soldados realizan también labores de reconstrucción en una zona del planeta donde apenas hay carreteras ni acceso a agua potable-. Los militares pueden llevar a cabo misiones de varios días fuera de la base, que se intensificarán conforme se acerquen los comicios, para evitar intentos de intimidación contra votantes o candidatos.
"El papel de la Fuerza de Asistencia de la Seguridad (ISAF, en sus siglas en inglés) es ayudar al Gobierno de Afganistán y a la comunidad internacional a mantener la seguridad. ISAF apoya al Gobierno de Afganistán para expandir su autoridad en el resto del país y para proporcionar un ambiente seguro para el desarrollo de elecciones libres y seguras, el mantenimiento del imperio de la ley y la reconstrucción de Afganistán", explica el mandato de las tropas internacionales. En otras palabras, la ISAF debe ayudar al Gobierno del presidente Ahmid Karzai a dar la vuelta a la historia reciente de Afganistán, un país sumido en el caos y en la violencia desde la invasión soviética de 1979, con una población de 28 millones de habitantes, la mayoría de los cuales vive en la pobreza.
Tras la caída de los talibanes, en el invierno de 2001, la Conferencia de Bonn, a la que acudieron representantes de todas las facciones afganas, pidió a Naciones Unidas el envío de tropas internacionales, que se convertirían en la ISAF, formada por unos 8.000 soldados de 36 países, aunque los refuerzos enviados para las elecciones aumentarán los efectivos hasta los 11.000.
Creada tras las resoluciones 1.386, 1.413 y 1.444 del Consejo de Seguridad, la misión de la ISAF, prevista en un principio para Kabul y sus alrededores, se extendió en octubre de 2003 a todo el país, una de las principales reivindicaciones de la comunidad internacional, que tenía muy claro que, si el Gobierno afgano no era capaz de extender su autoridad, el desastre y la anarquía estaban asegurados. Karzai fue elegido presidente en octubre pasado; pero sólo una Cámara surgida de unas elecciones libres -retrasadas varias veces y previstas para el 18 de septiembre- puede conceder al Ejecutivo legitimidad para enraizar la democracia.
"La guerra contra los talibanes sigue y las cosas no van bien", aseguró el 5 de agosto un editorial de The New York Times, que recordaba que 38 militares estadounidenses han muerto este año en combate en Afganistán. Además de las tropas internacionales de la ISAF, EE UU mantiene unos 3.000 soldados en el país, coordinados desde la estratégica base de Bagram, cerca de Kabul, dentro de la operación Libertad Duradera. Su principal misión es combatir contra los talibanes y Al Qaeda. Están coordinados, pero no tienen nada que ver con la ISAF.
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